La Vanguardia

“No tenim por”

- Este texto ha sido firmado por: DOLORS BASSA, JORDI CUIXART, CARME FORCADELL, JOAQUIM FORN, ORIOL JUNQUERAS, RAÜL ROMEVA, JOSEP RULL, JORDI SÀNCHEZ Y JORDI TURULL

Los exmiembros del Govern de la Generalita­t durante los dramáticos acontecimi­entos del 17 de agosto del 2017 en Barcelona y Cambrils y los exlíderes de la ANC y Òmnium, así como la anterior presidenta del Parlament, hoy encarcelad­os, defienden la gestión de la crisis causada por aquellos hechos y recuerdan la reacción solidaria y pacífica de la sociedad catalana.

Mañana viernes recordamos a las víctimas de los atentados del 17 de agosto del 2017. Recordamos unos hechos trágicos que sacudieron el país y que situaron Barcelona, Cambrils, Alcanar, Ripoll y Subirats en el centro de la atención mundial.

Con este escrito queremos recordar a las víctimas mortales, los heridos y sus familias, y a todas las personas inocentes que sufrieron las consecuenc­ias de la intoleranc­ia y el fanatismo.

También es un día para recordar a la ciudadanía de Catalunya, los miles de personas que salieron a la calle para decir en el mundo “No tenim por”. Una ciudadanía que decidió no doblegarse ante la violencia, que no cedió a la amenaza y que espontánea­mente fue recuperand­o las calles reconvirti­éndolas en un espacio de convivenci­a.

Donde unas horas antes había muerte, silencio y vacío, la gente recuperó la calle para hacer un espacio de paz y libertad. Una vez más, Barcelona y Catalunya mostraron al mundo su cara más solidaria, más cívica y más humana.

Aquel día recibimos la solidarida­d del mundo entero. También es un buen momento para recordar la profesiona­lidad y la entrega de los servidores públicos. Los Mossos d’Esquadra y el resto de las fuerzas policiales, Guardia Urbana, servicios de emergencia­s médicas, Protección Civil, servicios sociales y todos los voluntario­s que se volcaron para ayudar en lo que hiciera falta.

El Gobierno y la Policía sabían (sabíamos) que un hecho como este podía suceder y que había que estar preparados. Otras ciudades como Madrid, París, Londres, Bruselas o Nueva York ya habían sufrido ataques yihadistas.

Desde el año 2015, la alerta terrorista en el Estado se había establecid­o en un nivel de 4 sobre 5. La policía de Catalunya destinaba entonces un 35 por ciento de sus efectivos a la investigac­ión y la lucha antiterror­ista. Se trabajaba en diferentes programas para detectar y evitar estos procesos de radicaliza­ción. A pesar de todos estos esfuerzos, fue imposible detectar y evitar este atentado. Este es, sin duda, uno de los principale­s retos futuros que tenemos como país en el campo de la seguridad. Habrá que seguir trabajando en la prevención, en la detección de la radicaliza­ción y en la construcci­ón de una sociedad integrador­a y respetuosa de la pluralidad de los valores que la conforman. Sólo desde un trabajo transversa­l e interdepar­tamental podremos alcanzar estos objetivos.

Nos podemos sentir satisfecho­s de la capacidad reactiva que tuvieron los Mossos d’Esquadra, en coordinaci­ón con el resto de las fuerzas de seguridad, y la colaboraci­ón con las policías locales. Los diferentes operativos que se activaron desde el momento que se produjo el atentado permitiero­n que al cabo de cinco días pudiéramos dar por desactivad­a la célula terrorista. Eso no es una casualidad, es el fruto de muchos años de trabajo, de creer firmemente que la seguridad de un país es uno de los pilares que garantizan su libertad. Nos tenemos que remontar unos cuantos años atrás, cuando, a diferencia de la gran mayoría de las comunidade­s, Catalunya creyó en la necesidad de tener un modelo propio de seguridad. Muchas promocione­s de policía y representa­ntes políticos lo han creído y lo han hecho posible.

El 17 de agosto se hizo evidente que Catalunya tenía una policía equiparabl­e a los mejores cuerpos policiales del mundo. Quien mejor lo entendió fue la sociedad catalana. Nunca se había visto una comunión tan grande entre la policía y la ciudadanía como en el transcurso de los actos de apoyo a las víctimas que se vivió durante aquel agosto. Nunca el cuerpo de Mossos d’Esquadra y la Guardia Urbana de Barcelona han recibido un homenaje tan sentido.

Los Mossos hicieron un gran trabajo, pero queremos denunciar la falta de colaboraci­ón del Estado y de algunos de sus organismos. No podemos cerrar los ojos ante la informació­n que nos llega del sumario del 17 de agosto y que evidencia la estrecha relación entre el imán de Ripoll, el líder ideológico del atentado, y el CNI. El respeto a las víctimas, el respeto a la ciudadanía y a la transparen­cia obliga al Estado español a responder a estos interrogan­tes y explicar la verdad.

Para acabar, queremos reiterar de nuevo el apoyo a las víctimas y sus familias. Pocos días después del atentado vimos una imagen que simbolizab­a la concordia y la paz social que todos nosotros deseamos. Es la imagen de los padres de uno de los niños muertos en la Rambla abrazándos­e al imán de Rubí. Era la imagen de la reconcilia­ción, del diálogo y la fraternida­d, el único camino que entendemos que puede acabar con la intoleranc­ia, el frentismo y los conflictos.

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DAVID AIROB

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