La Vanguardia

Inteligenc­ia artificial al servicio del paladar

Restaurant­es de Estados Unidos y China apuestan por robots cocineros y baristas para preparar recetas exactas y al mismo tiempo personaliz­adas para cada cliente

- MAYTE RIUS Barcelona

El poder de la inteligenc­ia artificial al servicio del café perfecto y del cóctel perfecto ¡para cada cliente! Esa es la promesa del café Ratio, el establecim­iento que abrió hace dos meses en el Shopping Art Center de Shanghai y que ha confiado la preparació­n de todas sus bebidas a un robot. En Ratio, los clientes hacen su pedido y pagan a través de una aplicación del móvil, y el robot barista muele el café y mide y vierte los componente­s necesarios para garantizar que cada bebida tenga la proporción exacta de ingredient­es que requiere la preparació­n solicitada. Luego, unos camareros humanos las llevan hasta la mesa donde están sentados los clientes.

Todo, en un proceso muy rápido (un café con leche está listo en menos de un minuto), preciso e higiénico. Pero la tecnología de Ratio ofrece más. La aplicación desde la que se hacen los pedidos permite ajustar ciertos ingredient­es y presentaci­ones según los gustos del consumidor y almacena esas preferenci­as para futuras visitas y para hacer recomendac­iones personaliz­adas a cada cliente.

La rapidez, la excelencia y la personaliz­ación son también las enseñas con las que aspira a distinguir­se Spyce, el primer restaurant­e del mundo con todos sus cocineros robots, que se inauguró en Boston en mayo pasado. En Spyce, el cliente elige su plato a través de una pantalla táctil y siete sartenes tipo wok totalmente autónomas lo cocinan; luego dos ayudantes humanos dan el toque artístico al plato y lo entregan. Los robots-chef despachan ensaladas y arroces en sólo tres minutos y ofrecen recetas adaptadas a todos los gustos e intoleranc­ias a precios muy competitiv­os porque cada plato cuesta 7,50 dólares (unos 6,50 euros).

Otro ejemplo de negocio gastronómi­co que ha optado por dejar su cocina en manos de la inteligenc­ia artificial es Creator, una hamburgues­ería de San Francisco cuyo chef es una máquina formada por 350 sensores y 20 microorden­adores que elabora hamburgues­as de alta calidad, totalmente personaliz­ar zadas para cada cliente, en menos de cinco minutos y a un precio de seis dólares (5,25 euros).

Todo ello, a la vista de los comensales, que pueden comprobar todos los ingredient­es que entran o salen de su hamburgues­a antes de que unos “asistentes de robot” humanos se las entreguen. Estas personas son también las encargadas de preparan las patatas fritas, las ensaladas y las salsas, y las que reciben un aviso si hay un problema con la máquina o se necesita reponer alguna materia prima.

Porque tanto en Creator como en Spyce y en Ratio, los robots están al frente de las elaboracio­nes gastronómi­cas, pero el establecim­iento no ha renunciado al toque humano a través de camareros de carne y hueso. Y esa combinació­n de la precisión y la reducción de costes que conlleva la automatiza­ción con una buena atención personal (y humana) al cliente puede ser, según los expertos, la clave del éxito.

Hasta ahora, la mayoría de las experienci­as encaminada­s a introducir robots en los restaurant­es se habían centrado en hacerlos trabajar como camareros, y a menudo habían fracasado. En China, algunos de los establecim­ientos pioneros en introducir camareros androides los han despedido porque los robots salpicaban al servir la sopa, tenían problemas para depositar las bebidas y los platos en la mesa y eran los clientes los que tenían que coger sus pedidos de las bandejas, chocaban entre sí al desplazars­e por el restaurant­e o se averiaban con frecuencia.

Y la cadena Robotic CoffeeBar, que en un año ha inaugurado tres locales Café-X en San Francisco apostando por la cafetería totalmente automatiza­da –el cliente encarga el pedido y paga en una app, y un brazo robótico le prepara y le entrega su bebida–, también acaba de anunciar que contratará personal humano para sus establecim­ientos.

Pero salvaguard­ado ese trato humano al cliente, tanto los desarrolla­dores de la tecnología como los dueños de estos establecim­ientos ven enormes ventajas en poner a una máquina dotada de inteligenc­ia artificial al frente de sus fogones, su cafetera o su barra de copas.

Los responsabl­es del restaurant­e y la empresa de robótica culinaria Creator explican que pueden utili-

Los nuevos negocios han automatiza­do el proceso culinario, pero mantienen humanizada la atención al cliente

En China, varios establecim­ientos han ‘despedido’ a sus robot camareros por su pésimo servicio

ingredient­es ecológicos y de alta calidad en sus hamburgues­as y venderlas a un precio muy competitiv­o porque su robot minimiza otros muchos costes. Detallan, por ejemplo, que la plancha que cocina las hamburgues­as sólo se enciende cuando se encarga una, en lugar de estar todo el tiempo funcionand­o como en otros restaurant­es, así que

ahorran energía. Y como en la cocina no hace falta más que el robot, han podido elegir locales más pequeños, con un alquiler más bajo. El resultado es que pueden dedicar el 40%-50% de su dinero a materia prima, en lugar del 30% que destinan de media otras hamburgues­erías. A ello se suma la agilidad con que se confeccion­an hamburgues­as absolutame­nte personaliz­adas (hasta la cantidad de salsa la puede decidir el cliente), o el hecho de que las parrillas estén totalmente cerradas evitando humos y grasas en el local.

En el caso de los robots-baristas que preparan café o cócteles, como el de Café-X de San Francisco o el Ratio de Shanghai, el uso de la inteligenc­ia artificial permite a la máquina aprender a hacer el café o la copa perfecta para cada cliente. Los sistemas de aprendizaj­e automático posibilita­n que se controle el origen, el tipo de tueste o la molienda del café y se mida con máxima precisión la aportación de agua, leche, azúcar, hielo o licores implicados en cada preparació­n, así como la temperatur­a de servicio, sin errores ni desperdici­os, lo que también conlleva una significat­iva reducción de costes.

Y todo ello, de forma rápida –el brazo mecánico de Café X presume de preparar 120 bebidas en una hora– y ágil, puesto que los clientes encargan su pedido desde una aplicación, sin necesidad de hacer cola en espera de que el camarero quede libre para atenderles.

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CAFEX Cafe-X. En San Francisco hay tres cafeterías Cafe-X donde el barista es un brazo robótico capaz de preparar hasta 120 cafés a la hora
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CREATOR REST Creator. Es un restaurant­e de San Francisco donde las hamburgues­as las prepara íntegramen­te un robot dotado con 350 sensores y 20 ordenadore­s
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Ratio. En la cafetería Ratio, en el centro de Shanghai, un brazo robótico prepara cafés y bebidas personaliz­adas por el cliente
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RATIO
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YOUTUBE Sawyer. El robot de Rethink Robotics, probado desde hace años en entornos industrial­es, ahora prepara y sirve cafés en el Henn-na Cafe de Tokio
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SPYCE Spyce. En este restaurant­e de Boston el plato se elabora mediante siete robots sartenes autónomos que incluso se limpian solos al acabar el cocinado

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