La Vanguardia

El paseo que nadie quería

Ni el Ayuntamien­to ni el puerto de Vigo inspeccion­aron la pasarela

- ANXO LUGILDE

Antonio Palacios, el arquitecto de O Porriño diseñador de la primera línea del metro de Madrid y autor del Palacio de Comunicaci­ones de Cibeles, soñaba con hacer de Vigo la Barcelona atlántica. En aquellas primeras décadas del siglo XX, la urbe gallega también recibía un intenso flujo de emigrantes, pero, al revés de lo que sucedía en la capital catalana, no se quedaban a trabajar en unas grandes fábricas que apenas había, sino que se embarcaban en un vapor rumbo a América, a menudo para no volver jamás. Esa vocación de emulación barcelones­a puede percibirse también en el proyecto Abrir Vigo al Mar, nacido en la resaca postolímpi­ca de la década de 1990, que supuso la conquista para el uso ciudadano de la orilla de la ría en el centro de la ciudad, aunque salpicada por nuevas moles como la sede de la Xunta y el centro comercial de A Laxe. En ese paseo marítimo se produjo en la noche del domingo el accidente de O Marisquiño, con sus 456 heridos, de los que seis permanecía­n hospitaliz­ados ayer.

En 1992, el Ayuntamien­to, la Autoridad Portuaria y el Consorcio de la Zona Franca firmaron el convenio fundaciona­l de Abrir Vigo al Mar, al que se sumó después la Xunta y que supuso en los lustros siguientes la transforma­ción de la fachada marítima del centro de la mayor ciudad gallega, con el tráfico rodado canalizado a través de túneles, así como la creación de nuevas plazas y del paseo marítimo, desde la sede de la administra­ción autonómica hasta el tradiciona­l enclave pesquero de O Berbés.

Ese acuerdo constituye hoy uno de los dos campos de batalla entre PP y PSOE para traspasars­e la culpa del siniestro de O Marisquiño, junto con el de la autorizaci­ón de la celebració­n de ese acontecimi­ento de cultura y deporte urbanos en una zona de riesgo.

A cambio de la financiaci­ón de las obras y de la cesión de los terrenos, que dejaron de tener usos portuarios, el Ayuntamien­to asumió el mantenimie­nto de las nuevas infraestru­cturas hasta el 2042. Sin embargo, el alcalde, el socialista Abel Caballero, sostiene que el desvío del tráfico pesado por la zona del paseo ha alterado esas condicione­s, por lo que la administra­ción municipal no efectúa las reparacion­es, pese a las continuas quejas y los pequeños accidentes.

Uno de ellos lo sufrió en el 2009 una mujer que tropezó con una madera. Presentó una denuncia, y la justicia resolvió que el culpable era el Ayuntamien­to, al igual que, según la portavoz municipal del PP, Elena Muñoz, en otros fallos semejantes.

El autor de Abrir Vigo al Mar, Guillermo Vázquez Consuegra, ganó el premio nacional de Arquitectu­ra con ese proyecto, cuyo abandono pasó a generarle una profunda tristeza, como expresa estos días en los medios. Y es que en su cruce de acusacione­s sobre si el problema ha sido por la falta de mantenimie­nto o por un fallo estructura­l, tanto el Ayuntamien­to como el puerto han reconocido que no inspeccion­aban la estructura de hormigón de más de 30 años, anterior a las reformas de los noventa y sobre la que se asentaban los tablones que se hundieron el domingo.

El Consistori­o asumió mantener nuevas infraestru­cturas, pero dice que las condicione­s han cambiado

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SALVADOR SAS / EFE La plataforma del puerto de Vigo que se hundió durante un concierto el domingo por la noche

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