Lula inicia desde la cárcel una campaña brasileña de final incierto
La justicia electoral tiene hasta el 17 de septiembre para vetar la candidatura
Lula ya está en campaña, desde la cárcel. A pesar de las pocas probabilidades de que Luiz Inácio Lula da Silva llegue a la cita electoral del 7 de octubre como candidato, la realidad es que a fecha de hoy el expresidente brasileño (2003-2010) es legalmente la carta del Partido de los Trabajadores (PT) para unos comicios de resultado imprevisible. La campaña se inició oficialmente ayer, después de que el miércoles concluyera el plazo para la presentación de candidaturas.
Miles de militantes del PT se manifestaron ante la sede del Tribunal Superior Electoral (TSE), en Brasilia, para acompañar a los dirigentes del partido en la inscripción de Lula como candidato. Encarcelado desde abril por corrupción, el exmandatario lidera las encuestas, con un 30% de intención de voto, seguido del ultraderechista Jair Bolsonaro (17%) y la ecologista Marina Silva (13%). Aunque es muy probable que el máximo órgano electoral vete la postulación, la estrategia petista no es un brindis al sol, ya que cada día que pase como candidato oficial servirá para consolidar el voto de quien sería su sustituto, Fernando Haddad, exalcalde de Sao Paulo (2013-2017), que por ahora es el aspirante a la vicepresidencia de la formación centroizquierdista.
“Creían que no íbamos a resistir pero nos mantuvimos de pie. Hemos enfrentado a esos golpistas. Lula es candidato y representa a la democracia”, dijo, al frente de la manifestación, la expresidenta Dilma Rousseff (2011-2016), destituida en un impeachment que le dio la presidencia a Michel Temer.
Haddad leyó una carta de Lula donde pidió a sus simpatizantes salir a “las calles, a las redes sociales, pero mirando a los ojos de los más pobres para recordarles que ya fueron felices” durante su gobierno. “Mientras esté preso, ustedes serán mi voz”, añadía en la misiva. “No estoy pidiendo ningún favor. Sólo quiero que los derechos que vienen siendo reconocidos por los tribunales en favor de centenares de otros candidatos desde hace años también sean reconocidos para mí”, agregó Lula, considerándose “víctima de una cacería judicial que ya ha quedado registrada en la historia”.
El exsindicalista cumple en Curitiba una pena de doce años y un mes de cárcel por cobrar de una constructora un apartamento en la playa como soborno en el marco del caso Petrobras. Dicha condena, dictada en enero en segunda instancia por el Tribunal Regional Federal de Porto Alegre, aumentó la sentencia inicial de nueve años y medio impuesta por el juez Sérgio Moro. La ley conocida como “Ficha Limpia”, –promulgada por Lula en el 2010–, impide que haya candidatos condenados en segunda instancia. Sin embargo, los abogados del expresidente alegan que la norma es ambigua y que el líder progresista tiene derecho a postularse mientras no se agoten todas las instancias judiciales.
El TSE tiene hasta el 17 de septiembre para vetar o no la candidatura de Lula, que ya ha recibido varias impugnaciones, entre ellas la de la fiscal general del Estado, Raquel Dodge, que considera que el tribunal electoral “tiene que decirle al votante cuanto antes quiénes son los verdaderos candidatos”. Dodge es partidaria de que el TSE no apure dicho plazo, que cae a menos de un mes de los comicios. No obstante, los abogados del PT ya han manifestado que consideran que tienen derecho a recurrir al Tribunal Supremo el probable rechazo de la candidatura, con lo que todo parece indicar que el final de la campaña estará monopolizado por este debate, lo que mantendrá a Lula, Haddad y el PT en el candelero.
Si el expresidente no puede postularse, su lugar será ocupado por el exalcalde paulista Fernando Haddad