Mejor en grupo
Ganan terreno las autofotos colectivas porque los usuarios creen que dan más trascendencia y no tienen el estigma del narcisismo
Para algunos, la autofoto es una expresión narcisista, pero para Gemma San Cornelio, experta e investigadora del proyecto Selfistories, “es una forma más de narrativa personal, que desplaza el tradicional uso de la fotografía del eso es así hacia el yo estuve allí”. En esta línea, una investigación del grupo Mediaccions de la UOC publicada en la revista International Journal of Communication, concluye que la autofoto es una herramienta de narrativa personal cotidiana, que las autofotos de grupo ganan peso y que cada vez se utiliza menos la etiqueta #Selfie.
El estudio analizó las publicaciones hechas durante dos acontecimientos que tuvieron lugar en Barcelona en la primavera del 2016. Durante 24 horas se monitorizaron las publicaciones en Instagram con la etiqueta oficial de cada uno de los acontecimientos. Del análisis del primer día de una de ellas se extrajeron 1.760 imágenes, un 15,5% de las cuales eran autofotos, individuales o de grupo. “La selfie individual se ha identificado como una especie de desviación patológica y un hecho narcisista que se percibe negativamente”, afirma Antoni Roig, uno de los autores del estudio junto con la propia San Cornelio.
Durante la investigación, algunas de las personas entrevistadas se veían con la necesidad de dar alguna justificación que explicara su uso. “Con la selfie grupal eso no pasa; el hecho de mostrar cómo se disfruta colectivamente de una situación da trascendencia a la foto es mejor valorado y se percibe más positivamente”, afirma Roig. De hecho, algunas de las autofotos que han conseguido más me gusta a lo largo del tiempo son de grupo: la de los Oscars, la del papa Francisco o la de Barack Obama.
Además, el estudio pone de relieve que los resultados de la búsqueda del concepto #Selfie en internet han ido a la baja en los últimos cinco años, aunque no haya bajado el número de selfies, afirman estos investigadores. La explicación es simple: “Es un signo de naturalización de la práctica; se hace innecesario el uso porque todo el mundo es capaz de reconocer qué son”, explica San Cornelio. Tal como demuestra la investigación, los usuarios consideraban redundante etiquetar con #Selfie una imagen que ya se entiende y se sabe que lo es.
Así pues, las selfies cada vez desplazan su uso del mero narcisismo y “está más relacionada con mantener y rememorar el momento y el acontecimiento como un recuerdo que a conseguir me gustas”, explica San Cornelio. Las autofotos han pasado a ser una forma de testigo que capta un momento único, como hacían los álbumes de fotos en el pasado.
En este sentido, el análisis también puso de manifiesto que las etiquetas más utilizadas se relacionan precisamente con la experiencia vivida, el acontecimiento y la localización, junto con etiquetas espontáneas y en inglés para llegar a una audiencia potencialmente mayor.
Según Roig, “es importante tener en cuenta también la información que rodea la publicación, las etiquetas, las menciones y cómo se relaciona esta imagen con sus otras publicaciones de la cronología”. Y el tiempo, que se convierte en un elemento clave que además explica el uso. “Narrativamente, hay un tiempo válido de publicación de las imágenes y los usuarios autorregulan el margen de tiempo razonable para poder explicar una experiencia”, añade Roig. Esta narrativa, sin embargo, no tiene que ser necesariamente lineal ni sincrónica: “Las imágenes se pueden publicar días después del acontecimiento, pero el factor de legitimidad (“yo estuve allí”) tiene un papel importante durante el acontecimiento”, consideran los expertos. Esta asincronía se da por la misma estrategia narrativa del usuario, para quien es importante escoger, pensar, reencuadrar la foto y pensar dónde la puede compartir, por ejemplo.
El ‘yo estuve allí’, y no el ‘eso es así’, según un estudio de la UOC, ha pasado a ser uno de sus usos principales