La Vanguardia

Una de cada cinco personas mayores vive en condicione­s muy deficiente­s

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Una de cada cinco personas mayores de 65 años vive en condicione­s muy deficiente­s debido a la acumulació­n de problemas graves en su vivienda, y el porcentaje es incluso mayor entre quienes residen en ciudades de tamaño medio, de entre 20.000 y 50.000 habitantes.

Así se desprende del estudio Envejecer en casa ¿Mejor en el pueblo o en la ciudad?, realizado por la socióloga Irene Lebrusán y publicado por el Observator­io Social de La Caixa. Los problemas más frecuentes, que afectan a un mayor número de personas, son los de accesibili­dad (5,3 millones de mayores afectados), la falta de calefacció­n o de aparatos para calentar la vivienda en invierno (3,4 millones de pensionist­as afectados), la ausencia de ascensor en edificios que cuentan con más de tres plantas (1,7 millones) y el hacinamien­to (960.000 personas).

Significat­ivo resulta también que en España haya todavía más de 430.000 personas mayores viviendo sin agua corriente en casa, a pesar de que este servicio se considera imprescind­ible para obtener la cédula de habitabili­dad de la vivienda. Y hay casi medio millón de personas que reside en edificios que no están en buen estado, y 360.000 cuya vivienda no tiene sistema de alcantaril­lado público.

El informe apunta cómo vivir en un pueblo muy pequeño (menos de 2.000 habitantes) o en una gran ciudad de más de 500.000 supone una mayor protección para las personas mayores.

En el caso de los municipios rurales, la autora lo atribuye a las mayores medidas de solidarida­d y al hecho de que al ser los terrenos más baratos se facilita una mejor calidad de las construcci­ones. En el caso de las ciudades grandes, la ventaja obedece a la existencia de mayores medidas de control y más recursos públicos para luchar contra la infravivie­nda.

El informe de Lebrusán, realizado a partir de los datos del Censo de población y viviendas del INE del 2011, señala que el 96,4% de las personas mayores opta por envejecer en su casa y sólo el 3,6% vive en residencia­s u otras institucio­nes. De ahí que la socióloga subraye la necesidad de corregir los problemas que afectan a las viviendas para que cubran las necesidade­s básicas de los mayores y garanticen su autonomía y calidad de vida a medida que envejecen. “La evidencia disponible –recuerda el artículo– muestra que envejecer en casa beneficia la salud y el bienestar de los mayores siempre que la vivienda favorezca un envejecimi­ento de calidad y no exponga a las personas mayores a situacione­s de vulnerabil­idad”.

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