Cuando la montaña se desploma
El aumento de desprendimientos en carreteras, más de 400 este año, preocupa a ayuntamientos y moviliza a geólogos
La pasada primavera, un desprendimiento de tierras de grandes dimensiones se llevó la vida de un matrimonio en una carretera comarcal de la comarca del Pallars Jussà, en el municipio de Castell de Mur. Al cabo de pocas semanas, en la localidad vecina de Sant Esteve de la Sarga, otra avalancha obligó a cerrar los accesos a pie al paraje natural del Congost de Mont-rebei, un solicitado espacio turístico que recibe unas 200.000 visitas al año. Un tercer caso es el registrado en Mencui, en Soriguera, también en el Pallars Sobirà. Desde el pasado mes de julio, los doce vecinos de este núcleo han visto como las grietas han levantado el pavimento de las calles y de las casas, derribado un poste del tendido eléctrico y un muro. En Mencui, la montaña se está desplazando por debajo.
No son casos aislados. El año 2018 entrará en los anales de la geología catalana como un período en el que se han sucedido, por encima de lo habitual, desprendimientos de rocas y tierra sobre caminos y carreteras, además de desplazamientos de terrenos, en especial a partir de la primavera, que ha sido especialmente generosa en lluvias, la principal causa de todos los sucesos.
Los pocos datos recopilados confirman que en numerosos parajes de Catalunya la tierra se mueve aumentando el denominado riesgo geológico. Según el Institut Cartogràfic i Geològic de Catalunya (ICGC), este año se han estudiado, a petición de ayuntamientos, consejos comarcales y Generalitat, más de 20 casos derivados de desprendimientos y desplazamientos, y se han contabilizado otros 50 relacionados con el movimiento inesperado de tierras, información principalmente aportada por agentes forestales. La mayoría de las peticiones de análisis de terrenos de este año es de ayuntamientos de las comarcas de Lleida. No todos los casos son objeto de análisis por los geólogos, ya que el Departament de Territori i Sostenibilitat elabora sus propias estadísticas sobre las incidencias que puedan afectar a las red viaria o de ferrocarril de su competencia. Así, hasta el 30 de junio de este año se han registrado 440 incidencias derivadas de desprendimientos de tierras en las carreteras de competencia catalana, cuando la media anual en el periodo 2013-2017 es de 461 incidencias. En seis meses, una cifra igual a la de todo un año.
El alcalde de Sant Esteve de la Sarga, donde se encuentra el frecuentado Congost de Mont-rebei, Jordi Navarra, afirma que en su término municipal los movimientos de tierras y desprendimientos son algo habitual, aunque este año se haya agudizado el fenómeno por el exceso de lluvia primaveral. Navarra perdió a sus padres en el trágico desprendimiento de abril en la carretera de Castell de Mur. “Los habitantes estamos acostumbrados a que periódicamente se produzcan desprendimientos, pero otra cosa es la masiva asistencia de gente a Mont-rebei y el peligro colectivo que eso conlleva. Confiamos en los informes que nos enviará el ICGC, pero aventuro que la inversión necesaria no la podremos asumir sin la ayuda de otras administraciones”.
Josep Ramon Fondevilla, alcalde de Soriguera, donde se encuentra Mencui, tiene una opinión similar. “El caso de las grietas de Mencui no es el único en nuestro término municipal. Hay problemas en Llagunes, otro núcleo, y son numerosos los vecinos que circulando con su coche han sufrido desperfectos por piedras que les caían encima”. Soriguera tiene 100 kilómetros cuadrados y 80 kilómetros de carreteras, de los cuales 60 son en su mayoría caminos sin asfaltar. “El nuestro es un municipio de 4x4, con 14 pueblos. Las grietas aparecidas en Mencui han dañado el pavimento. Estamos a la espera del informe, pero sin ayuda de otras administraciones, hay núcleos que pueden quedar aislados o incomunicados”.
Los geólogos del Institut Cartogràfic i Geològic de Catalunya están respondiendo a las demandas de investigación de avalanchas
EN SORIGUERA
Muchos vecinos han sufrido daños en sus coches al caerles piedras encima
EL ANÁLISIS DEL ICGC
El riesgo es mayor en el Prepirineo, “con más lluvia y grandes desniveles”
y grietas con la intención de aportar soluciones. “Nuestra función es la de analizar lo sucedido, pero también de prevenir para disminuir el riesgo geológico en la población”, afirma Pere Buxó, responsable del área de Geotecnia y Prevención de Riesgos Geológicos. Según Buxó, muchos desprendimientos sobre vías y caminos de montaña se explican por el cambio de usos de estos. “El que antes era un camino de mulas o carruajes se ha asfaltado y ve cómo se duplica su uso por parte de vehículos”.
Buxó considera que si los incidentes geológicos son tan numerosos, es por el efecto de la lluvia después de varias temporadas de sequía y calcula que se producen cada diez o quince años. El geólogo añade que el riesgo es más elevado en zonas como el Prepirineo, “con más lluvia, grandes desniveles y con más actividad en movimientos de terreno”.
Desde el Col·legi de Geòlegs de Catalunya se impulsa un observatorio que empezó a funcionar el año pasado, el Georisc, que se ha propuesto elaborar un estudio monográfico sobre el riesgo de desprendimientos en la red viaria y ferroviaria de Catalunya. El reto es tener una fotografía actual de esta problemática y determinar las recomendaciones técnicas más apropiadas para intentar minimizar el riesgo. Pero asumiendo que el riesgo cero no existe.