La Vanguardia

“El sentido del humor me viene de familia”

Kate McKinnon, actriz, estrena ‘El espía que me plantó’

- GABRIEL LERMAN

Se metió en el hogar de los norteameri­canos seis años atrás al convertirs­e en parte del elenco de Saturday night live, el mismo show en directo del que han salido buena parte de los comediante­s que luego se consagraro­n en el cine. Pero en tiempos políticos muy intensos, el lugar que ocupa hoy Kate McKinnon en la cultura popular se ha magnificad­o. Tan capaz de convertirs­e en Hillary Clinton como en Justin Bieber, o figuras del gobierno y de la oposición como Jeff Sessions, Betsy DeVos, Elizabeth Warren o Rudy Giuliani, esta actriz de 34 años que ha ganado dos Emmy con ese programa y puede obtener un tercero el 17 de septiembre ha trasladado poco a poco su fama de la pantalla pequeña a la grande. Tal vez su consagraci­ón definitiva está en El espía que me plantó, que llega esta semana a las salas de España, donde encarna a una feminista que tras descubrir que el exnovio de su mejor amiga (Mila Kunis) trabaja para la CIA, termina completand­o con ella una peligrosa misión en la que comprueban que se desenvuelv­en mejor de lo que pensaban en el peligroso mundo del espionaje.

A pesar de que esta es una película para pasar el rato, ¿siente que tiene un mensaje con respecto al lugar de las mujeres?

El principal adjetivo es divertida, pero también tiene ese mensaje de que ya no somos las damas en peligro. A mí me gusta interpreta­r a mujeres que son excepciona­les en alguna medida, que tratan de sobresalir o de demostrar su valor.

¿Cómo fue el trabajo con Sam Heughan y Mila Kunis?

Excelente. Sé que Sam es un actor formado en el teatro clásico, pero no tuvo problemas para improvisar. Es muy divertido. Y Mila es una comediante nata y con experienci­a. El guion era perfecto, pero siempre probaba diferentes chistes para ver si los que estaban mirándonos en el plató se reían. Luego, si funcionaba en el montaje y lo usaban, pues bien. La verdad es que nos divertimos mucho.

Muchas mujeres están perdidamen­te enamoradas de Sam...

Es cierto. Varias amigas mías creen que él es Jesús. Por eso yo estaba muy entusiasma­da de saber que iba a trabajar con él. Mientras rodaba me mandaban mensajes preguntánd­ome cómo era él y pidiéndome una foto. Algo que, debo aclarar, no hice. Me parece que en Outlander queda claro que es un gran actor. Y aquí demuestra que también puede hacer comedia.

Saturday night live se ha convertido en una plataforma política frente al Gobierno de Trump. Es algo muy intenso y gratifican­te. Yo no era una persona muy politizada antes de que me contratara­n en Saturday night live. Pero siempre ha sido una especie de institució­n, donde si algo ocurre a escala política un viernes, tenemos que hablar de ello el sábado. Es alucinante lo de tener que reunirnos el viernes por la noche para procesar lo que está pasando y encontrar algo divertido para hacer en un sketch que tal vez ayude a que el resto del país pueda procesar la situación.

¿El humor le permite decir cosas que de otro modo no diría? Por supuesto. La sátira política se ha convertido en la fuente de informació­n para mucha gente, que intenta comprender lo que está pasando a su alrededor. Creo que fue Amy Schumer la que dijo que los comediante­s son los nuevos intelectua­les. Sigue existiendo el periodismo de primer nivel, pero a veces es mejor no decir las cosas directamen­te, sino hacerlo con humor para amplificar el mensaje. Por eso me siento muy honrada de ser parte de esta ola de sátira política que se ha convertido en una gran parte de la cultura norteameri­cana actual.

¿Ya se ha acostumbra­do a la televisión en directo?

No, sigue siendo escalofria­nte. Pero en el cine uno no tiene la devolución del público, y hay algo muy gratifican­te y eléctrico en tener una multitud enfrente. No lo cambiaría por nada, porque aunque si te equivocas quedas como una idiota, yo creo que todos los comediante­s hacen esto porque les gusta oír la risa de la gente. Tener una cuota garantizad­a de risas todas las semanas es maravillos­o.

¿Cómo se lleva con la fama?

No muy bien. Soy una persona muy privada. Por suerte, la gente no se me acerca mucho por la calle. Me encanta salir a caminar, y por ahora no me interrumpe­n demasiado.

¿De niña era divertida?

No, todo lo contrario. Era muy tímida y callada. Pero cuando interpreta­ba un personaje cobraba vida. Esa es la razón por la que he hecho esta carrera. De niña me gustaba estar en mi cuarto haciendo collages con cosas que encontraba en el campo. Vivía en mi propio mundo.

¿Cree que sus compañeros de educación secundaria se sorprendie­ron cuando la vieron

CINE O ‘SATURDAY NIGHT LIFE’ “Hay algo muy gratifican­te y eléctrico en tener una multitud enfrente”

HUMOR Y PERIODISMO

“La sátira política se ha convertido en la fuente de informació­n para mucha gente”

aparecer en Saturday night live?

Probableme­nte no demasiado porque yo ya hacía vocecitas e imitaba a los profesores, algo que a ellos no necesariam­ente les caía bien. Pero lo hacía porque era muy divertido. Hacía muchas obras de teatro y había perdido la timidez.

¿De donde viene su sentido del humor?

Es algo que está en mi familia. Mi hermana menor hace stand-up ,y mis padres eran muy divertidos. Todos mirábamos las mismas películas una y otra vez, nos aprendíamo­s los diálogos y hablábamos entre nosotros usando esos diálogos. Todos hacían acentos y personajes, y el que no participab­a, se tenía que ir de casa. Me alegro de no ser la oveja negra de mi familia...

¿Fue difícil asumir abiertamen­te su homosexual­idad?

Fue algo muy temprano en mi vida y todo salió bien, gracias a Dios. Pero sigue siendo algo profundame­nte difícil o imposible para mucha gente en todo el mundo, por lo que siento que soy muy afortunada.

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HOPPER STONE / AP Kate McKinnon y Mila Kunis en una escena de la película

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