Un thriller atmosférico
El pacto
La presencia de Belén Rueda al frente del reparto de El pacto ysu imagen en el póster, junto a Mireia Oriol, que sugiere enigma y amenaza, quizás confundirán al aficionado al asociar a la actriz con el cine de terror que con frecuencia cultiva, de la canónica El orfanato a la reciente No dormirás, pasando por Los ojos de Julia .Y El pacto no es exactamente una cinta de terror, aunque coquetea con él y contiene elementos sobrenaturales, sino un thriller de misterio e investigación casi en clave de cine negro. Sus primeros minutos son inquietantes y perturbadores, desarrollados en dos focos: la desaparición de una adolescente, a la que hemos visto entrar en el coche de un amigo, y un aparente suicidio bajo una persistente lluvia casi apocalíptica, con un cadáver, caído desde una respetable altura, que parece cobrar vida. Los dos focos tendrán conexión argumental y personal: el policía (Darío Grandinetti) que acude al lugar del suicidio es el padre de la adolescente desaparecida. Pero el centro del relato es la madre (Rueda), que cuando la ya reaparecida hija se suma en un coma prácticamente irreversible encontrará un camino que la llevará a un pacto mefistofélico para recuperarla, aunque las consecuencias serán trágicas.
Primer largometraje del manresano David Victori, notable cortometrajista (Ridley Scott y Michael Fassbinder apadrinaron su corto Zero, una fantasía de ciencia ficción con brillantes efectos digitales), El pacto es una película de excelente atmósfera y puesta en escena robusta, de interés tal vez decreciente (los primeros tres cuartos de hora son muy superiores a los restantes), firmemente sostenida por las interpretaciones de Rueda (menuda temporada la suya: en menos de un año, siempre en estado de gracia, El cuaderno de Sara, Perfectos desconocidos, No dormirás y El pacto), un Grandinetti sobrio y sin acento y, gran revelación, Mireia Oriol, que encarna a la hija y a quien auguramos un gran futuro.