Empresario explotado
El empresario revela que trabaja 120 horas a la semana y “lo peor está por venir”
La entrevista publicada por The New York Times en la que Elon Musk confiesa que se encuentra en una situación límite debido a su máxima entrega al trabajo hace bajar las acciones de Tesla en bolsa.
Que Tesla y su máximo responsable, Elon Musk, son singulares lo demuestra lo ocurrido ayer, a raíz de la entrevista publicada por The New York Times ,enla que el directivo estadounidense confesó que se encuentra en una situación límite debido a su entrega al trabajo, que le ha llevado a estar 120 horas semanales al pie del cañón, a no salir de la fábrica en tres o cuatro días y a tomar pastillas para dormir. La bolsa, de la que el controvertido empresario de origen sudafricano quiere salir, reaccionó castigando a la firma automovilística. A las 19 horas de España cedía un 8% de su valor en el Nasdaq. Las dudas sobre su capacidad para seguir pilotando la icónica marca de coches eléctricos de lujo crecen en un momento en el que se juega su futuro.
“Este último año ha sido el más difícil y doloroso de mi carrera, fue insoportable”, reveló Musk en la entrevista telefónica de una hora de duración. “Pensé que lo peor había terminado –prosiguió–, y ha pasado desde el punto de vista operativo de Tesla, pero desde el punto de vista del sufrimiento personal, lo peor está por venir”. Su desmedida dedicación coincide con el lanzamiento del Model 3, el menos costoso de Tesla –se vende a partir de 35.000 dólares– con el que espera entrar en la senda de los beneficios, y que ha sufrido un gran número de problemas de producción. Se da la circunstancia de que analistas de UBS aseguran en una nota publicada el miércoles que en su versión prémium este coche no tendrá márgenes de ganancias superiores a los de un BMW convencional y que en la versión básica dará pérdidas. Otra noticia negativa para los mercados.
Musk explicó que el polémico mensaje publicado el pasado 7 de agosto en Twitter en el que anunciaba que Tesla dejaría de cotizar, que pagaría a 420 dólares la acción y que tenía la financiación para hacerlo –el lunes pasado reveló que procedía de un fondo saudí–, lo que motivó la apertura de una investigación por parte del regulador bursátil estadounidense (SEC), lo escribió en su coche de camino al aeropuerto sin que nadie de la compañía lo hubiese revisado. A su juicio fue un ejercicio de transparencia. Quiso aplicar una bonificación del 20% sobre el precio que tenía en ese momento en bolsa. El resultado eran 419 dólares, que redondeó a 420 porque “parecía tener mejor karma”.
Su compromiso sin límites con Tesla le ha llevado a hacer jornadas maratonianas, reveló Musk con la voz entrecortada, “a expensas de ver a mis hijos y amigos”. Dos ejemplos recientes. Pudo estar en la boda de su hermano, en Empúries el pasado 30 de junio, pero sólo las dos horas de la ceremonia. Y dos días antes, cuando cumplió 47 años, no salió de la fábrica.
Sobre la contratación de un número dos en Tesla que le descargue de trabajo –también está al frente de SpaceX y de The Boring Company, entre otras–, Musk aseguró que “no hay búsqueda activa en este momento”, aunque el Times, citando fuentes conocedoras del asunto, defendió lo contrario. En cualquier caso, el ejecutivo dijo que no pretendía renunciar a su doble condición de presidente y directivo de la firma. Y bromeó al entrevistador: “Si tienes a alguien que puede hacer un mejor trabajo, házmelo saber, puede tomar las riendas ahora mismo”.
Los problemas se le acumulan a la firma: analistas de UBS dudan de la rentabilidad del Model 3