Confidente criminal
Es Satty fue investigado varias veces antes del 17-A sin resultados
Los servicios de inteligencia españoles trataron de conseguir información sobre yihadistas del imán de Ripoll, ideólogo del 17-A, pero el intento no obtuvo resultados.
Justo en el día del homenaje a las víctimas de los atentados de ahora hace un año en Barcelona y Cambrils, de nuevo, volvió a asomar la polémica sobre las relaciones del CNI, los servicios de inteligencia españoles, y el imán de Ripoll. El expresident Carles Puigdemont desde Bélgica y el exconseller de Interior Joaquim Forn desde la prisión de Lledoners insinuaron unas relaciones maliciosas entre los servicios secretos y el líder de la célula responsable de la matanza. El imán de la conspiración sigue resultando muy atractivo.
Sin embargo, según ha podido saber La Vanguardia, los contactos atribuidos a los servicios de seguridad españoles trataron de conseguir información sobre yihadistas através del imán y fracasaron.
Lo cierto es que en el sumario de la causa consta un informe de Instituciones Penitenciarias sobre Abdelbaky es Satti, en el que se refiere que fue visitado en la prisión de Castellón cuatro veces por agentes del CNI y de la Guardia Civil los días 5 de abril, 24 de mayo y 26 de junio del 2012, y una postrera el 13 de marzo del año 2014.
En aquel momento, el que luego fue imán de Ripoll cumplía condena por tráfico de drogas, pero se sospechaba que podía tener relaciones con radicales islámicos en España. Los agentes intentaron extraerle información, pero la pretensión fue baldía. Ante ello, se tramitó su expulsión administrativa del país, pero como lo llevó a los tribunales, el asunto lo acabó dirimiendo un juez de lo contencioso de Castellón, que a buen seguro no sabía qué había detrás. El magistrado la denegó en el año 2015, al considerar que había arraigo y que no presentaba una amenaza real y efectiva. Desde entonces, cuando falló la expulsión, no volvieron a tratar con él, según informaron a La Vanguardia fuentes conocedoras del caso.
El asunto fue tratado ya el pasado mes de marzo en la Comisión de Secretos Oficiales del Congreso de los Diputados, sin que trascendieran relaciones maliciosas.
Lo cierto es que es Satty supo volar por debajo del radar. Nació el 1 de enero de 1973 en la localidad marroquí de Madchar Benghaya, en una familia que tenía otros cuatro hijos. A los 18 años se casó en su país, teniendo nueve hijos, a los que dejó en el país alauita cuando se vino a España. Aquí inició otra relación sentimental.
En 1998 está ya en Catalunya, donde dice tener conocidos en Barcelona y Tarragona. En este periodo se le vincula con una mezquita en Vilanova i la Geltrú, dirigida por un hombre que estaba enviando combatientes a Irak y Afganistán desde España. Puede que esta persona fuera el que introdujera a es Satty al salafismo, la corriente radical a la que pertenecen muchos terroristas islámicos. De hecho, el imán fue investigado junto con el resto de la célula, pero contra él no se hallaron pruebas y el proceso judicial contra el resto reveló defectos en la investigación, debido a que Policía y Guardia Civil trabajaron en paralelo, pero sin coordinarse.
Posteriormente, las fuerzas de seguridad pidieron a la Audiencia Nacional permiso para pincharle el teléfono, debido a su posible relación con miembros del Grupo Combatiente Marroquí, responsable de los atentados contra la Casa de España en Casablanca y del 11-M. Al cabo de unos meses, se abandonó esta línea de investigación porque no daba frutos.
El día de su cumpleaños del 2010 fue detenido por el transporte de 212 kilos de hachís desde Marruecos a Ceuta. Fue condenado a cuatro años de prisión y el 9 de febrero de ese año fue trasladado a la prisión de Castellón, donde cumplió la pena. En el año 2013 pudo hacer cuatro salidas controladas, de dos o tres días, y consta en su expediente que en todas ellas las pasó en el piso tutelado por la Pastoral Penitenciaria.
Tras quedar en libertad el 29 de abril del 2014 es cuando busca trabajo como imán y recala en Ripoll, donde organiza la célula terrorista, viajando también a Bélgica, tal como describen las investigaciones.
Al fallar el intento de lograr información se le quiso expulsar de España pero un juez revocó la decisión administrativa