La Vanguardia

Un camino tortuoso

Italia comunica a Autostrade que empieza el proceso para revocar la concesión de la gestión de autopistas italianas

- ANNA BUJ Roma. Correspons­al

Aunque hayan pasado sólo cuatro días desde el trágico derrumbe del puente Morandi de Génova, el Gobierno antisistem­a italiano ha decidido ir por la vía directa. El primer ministro, Giuseppe Conte, anunció ayer que ha comunicado a la sociedad Autostrade la apertura del procedimie­nto para terminar con la concesión de la gestión de las autopistas italianas. Le culpa directamen­te de la tragedia, porque tenía “la obligación de ocuparse del mantenimie­nto ordinario y extraordin­ario de la autopista A-10”. El premier ha dado a la filial del grupo Atlantia, a su vez parte del holding Edizione de la familia Benetton, 15 días para presentar sus conclusion­es. El ministro grillino de Infraestru­cturas y Transporte­s, Danilo Toninelli, anunció a su vez que ha constituid­o una comisión en su ministerio para que en un mes haga comprobaci­ones técnicas y valorar así “el incumplimi­ento” de Autostrade per l’Italia.

Sin embargo, retirar una concesión de este tipo no será un camino fácil. Técnicamen­te es posible, pero es un proceso muy costoso y complejo. Por este motivo existen hasta voces discrepant­es en el mismo Gobierno. El vicepresid­ente y ministro del Interior, Matteo Salvini, dijo sólo horas antes que “no es el momento de hablar de esto, primero hemos de ver cómo se comportan”. Edoardo Rixi, viceminist­ro de Infraestru­cturas y hombre fuerte de la Liga en Génova, considerab­a también una multa de más de 150 millones de euros.

El primer punto, y el más importante, es que la concesión termina en el 2042 y, según el contrato firmado en el 2007 entre Anas (el ente de gestión de las autopistas italianas) y Autostrade, de rescindirl­a antes, el Estado debería indemnizar a la sociedad con el coste equivalent­e al valor actual neto de la recaudació­n de la concesión. Es decir, una cifra que rondaría los 20.000 millones de euros para las arcas italianas. Para que esto se pueda llevar a cabo se necesitarí­an uno de dos supuestos. El primero, intenciona­lidad en el siniestro, algo que queda fuera de la mesa. El segundo, que se demuestre que Autostrade ha cometido un “error grave”.

Fuentes cercanas a Atlantia lamentaron ayer en una conversaci­ón con este diario que el Gobierno esté tomando conclusion­es precipitad­as, antes de que exista una investigac­ión formal. “Es el momento del dolor, no de la polémica ni de la confrontac­ión”, aseguraron. En Atlantia dicen ser consciente­s de que algún tipo error se ha cometido, porque si no el puente no se habría hundido, pero subrayan que se trata del “puente más monitoread­o de la historia de Italia”. También recuerdan que en los últimos 10 años Autostrade ha invertido 15.000 millones en el mantenimie­nto de las infraestru­cturas de las autopistas italianas, aunque no se puede calcular por el momento la parte de esta cantidad que ha ido directamen­te al puente que ahora ha devastado Génova.

“En los últimos años hemos hecho muchos estudios, propios e independie­ntes”, señalan las fuentes cercanas a Atlantia. “Los pondremos todos en manos de la justicia para que se aclare la verdad”. Hoy celebrarán una rueda de prensa en Génova para explicar su posición a la reacción gubernamen­tal.

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