El lector expone
El ‘nuevo’ respeto
Antiguamente, si algo de lo que hacías molestaba a tu vecino o a quien estaba cerca de ti, pedías disculpas y dejabas de hacerlo. Hoy eso ha cambiado. Ahora prima el nuevo respeto: “Yo hago lo que quiero, lo que me gusta y lo que me apetece en cada momento”. El entorno, el vecino, el que está circunstancialmente cerca de mí, se debe adaptar, o, como es mi caso, convertirse en un intolerante y pedir un poco del antiguo respeto.
Me levanto cada día a las siete de la mañana para disfrutar de tranquilidad. A partir de las diez, como si de un ataque del imperio romano se tratase, empiezo a oír, por todos los flancos, música a más decibelios de los que el oído humano puede soportar; sin entrar a valorar su calidad artística, media docena de melodías atruenan a mi alrededor. Con paciencia y humildad, mucha humildad, que es lo que exigen los cánones del nuevo respeto, voy pidiendo a cada una de las tiaras que componen las tribus atacantes que tengan la magnanimidad de apaciguar el volumen de sus reproductores. Tras dos horas de negociación, y no sin oír todo tipo de parabienes referidos a mi santa madre, consigo que alguno recuerde lo que sus padres y abuelos les contaban del antiguo respeto, y baje, no mucho, el volumen de sus aparatos.
Sé que mi falta de nuevo respeto puede parecer intolerable, pero créanme, no lo parece, soy un intolerante nato con este nuevo respeto, y lo malo es que ya soy mayor para que me eduquen en él.
Disfruten de sus vacaciones; eso sí, con respeto, y preferiblemente del antiguo...
R. CIORDIA ÁLVAREZ
Esterri d’Àneu