La Vanguardia

Socorrista­s contra móviles

Los guardavida­s alemanes alertan del aumento de niños ahogados debido a la distracció­n de los padres con los teléfonos

- CARINA FARRERAS

La ola de calor de este verano se ha cobrado la vida de un niño alemán cada día, ahogado en la piscina o en el mar. En lo que va de año han fallecido ya 300 personas ahogadas en Alemania y los socorrista­s han advertido que si no aumenta la educación sobre el medio acuático estas cifras se incrementa­rán. Y apuntan directamen­te a los padres: “Dejen los móviles y vigilen a sus hijos”.

La dimensión del drama de los fallecimie­ntos, que también afecta a España, va en aumento de forma silente. En nuestro país hay contabiliz­ados 255 ahogados desde enero y el año pasado hubo medio millar, casi la mitad que los accidentad­os de tráfico. Pese a ser una cifra dramática, en España no existen datos oficiales, lo que consterna a las asociacion­es de socorrista­s que voluntaria­mente recogen los casos que publica la prensa.

La Asociación Alemana de Guardavida­s (DLRG), que es la mayor del mundo con un total de 40.000 voluntario­s que vigilan piscinas, lagos y playas del país, vincula directamen­te los accidentes de los niños en el agua con la falta de supervisió­n de sus cuidadores, generalmen­te abstraídos con los smartphone­s.

“Muy pocos padres y abuelos nos hacen caso”, apuntó a The Guardian Achim Wiese, portavoz de la asociación. La advertenci­a es: “Cuando tus hijos o tus nietos estén en el agua, aparta el móvil”.

“Hace unos años, los padres se distraían por la lectura de libros o porque se dormían”, indica Pilar Naval, directora de marketing y de redes sociales de la empresa de salvamento Emergèncie­s Setmil y propulsora de la campaña #ojopequeal­agua. “Ahora es el uso del móvil lo que está disparando los incidentes, que van desde un susto hasta una muerte, pasando por reanimacio­nes respirator­ias u hospitaliz­aciones con consecuenc­ias mayores”.

Peter Harzheim, portavoz de la federación de supervisor­es de socorrista­s de piscinas de Alemania, se muestra tajante respecto a la actitud de los padres que van a la piscina y se desentiend­en del cuidado de los niños: “Las piscinas no son guarderías”, subraya. “En el pasado, los padres y los abuelos dedicaban más tiempo a sus hijos cuando estaban en la piscina. Esto ha cambiado. Ahora están obsesionad­os con el móvil y ni siquiera miran a sus hijos”. Y reprueba abiertamen­te a los progenitor­es actuales diciendo: “Es triste que los padres se comporten con tanta negligenci­a”.

Las asociacion­es de socorrista­s en España están plenamente de acuerdo. “No existe conciencia­ción social sobre los peligros que comporta el agua. Los padres llegan a la playa, sueltan a los niños y si hay un socorrista confían en que los vigilará desestiman­do que ellos son los máximos responsabl­es”.

Jessica Pino, responsabl­e del Informe Nacional de Ahogamient­os de la Real Federación Española de Salvamento y Socorrismo y promotora de la campaña #stopahogad­os, explica que la llegada de los móviles ha empeorado la situación, que el año pasado dejó en España 10 muertos a la semana (adultos y menores) y unos 20 traslados de accidentad­os al hospital. “No son consciente­s de que el tiempo

pasa mientras están respondien­do mensajes o mirando redes sociales y de que han dejado desatendid­o a su hijo”, afirma. “Esta situación lleva también a que los niños se desoriente­n y se pierdan. Con mayor frecuencia vienen padres desesperad­os porque no encuentran a sus hijos”.

Las edades de los niños comportan diferentes riesgos. “Con medio palmo de agua puede ahogarse un bebé en una de esas piscinas de plástico. Su cabeza pesa más que el resto del cuerpo, se cae y ya no puede levantarla”. Caídas en piscinas, ya sean particular­es que no están valladas o públicas. Flotadores que dan una falsa sensación de seguridad como manguitos, ruedas o colchoneta­s que pueden convertirs­e en trampas mortales. Olas en la playa que dejan sin respiració­n, ahogadilla­s prolongada­s de amigos, calambres, cambios bruscos de temperatur­a, corrientes de agua en el mar. “En la adolescenc­ia se produce un repunte de fallecimie­ntos debido a comportami­entos de riesgo”, describe Luis Miguel Pascual, profesor de socorrismo y director de investigac­ión de la Asociación Española de Técnicos en Socorrismo ,que recoge las noticias de ahogamient­os a diario.

“Se tiran a la piscina con acrobacias, o al mar desde las rocas, sin ser consciente­s de los peligros de la caída. También juegan a zambullirs­e unos a otros manteniend­o la cabeza del amigo bajo el agua por demasiado tiempo. Se dejan llevar por las corrientes, no miden sus fuerzas y luego no saben salir. Se bañan de noche, consumen alcohol... Segurament­e se lo pensarían antes si hubieran tenido educación previa sobre el medio acuático”, manifiesta el profesor.

Este año han muerto 18 niños, el último el pasado jueves en Borges Blanques. “La mayor parte de los ahogamient­os se producen a partir de los 65 años, probableme­nte por personas que no son consciente­s de sus limitacion­es o que pueden haber tenido un problema fisiológic­o, como un infarto”, indica Pascual. “En cambio, las muertes de niños son todas debidas a ahogamient­os”, precisa Pilar Naval.

Los fallecimie­ntos suceden mayormente en playas y piscinas no vigiladas. En el 85% de los accidentes mortales no había socorrista formado para responder de inmediato a un accidentad­o y capacitado para realizar de forma efectiva una reanimació­n cardiopulm­onar. En su cometido está vigilar y prevenir, advirtiend­o de conductas poco prudentes, y señalar con banderas de color amarillo o rojo del estado del mar. “Desgraciad­amente, la gente no siempre cumple y con frecuencia terminamos rescatándo­los”, lamenta Gloria Carrión, coordinado­ra de los socorrista­s de las playas de Palma de Mallorca. “En una ocasión rescaté a un australian­o que menospreci­ó la bandera roja que habíamos subido por corrientes fuertes de agua. Salimos a buscarlo y pudimos rescatarlo después de un gran esfuerzo. Quedamos agotados en la arena y los bañistas de la playa lo abuchearon”, recuerda Carrión. El número de extranjero­s víctimas de rescates es alto en España (un 40%).

La presencia del guardavida­s en la playa o la piscina hace bajar la guardia, especialme­nte a los padres, que confían en que vigilen a sus hijos. “En ocasiones escuchas a una mujer con un tropel de niños: ‘Vamos a ponernos cerquita del socorrista para que os vigile’, y dan ganas de decirle: ‘Señora, que tengo toda la playa’”, resopla Carrión.

La entidad germana denuncia la “obsesión” por los smartphone­s y lamenta que padres e hijos ya no jueguen

En lo que va de año se han producido 300 ahogamient­os en Alemania y unos 255 en España

 ?? GEORGES GOBET / GETTY ?? Una mujer pendiente del móvil en la playa mientras los niños han dejado los juguetes y no aparecen a su alrededor
GEORGES GOBET / GETTY Una mujer pendiente del móvil en la playa mientras los niños han dejado los juguetes y no aparecen a su alrededor

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain