La Vanguardia

El sillón vacante de Aretha

La muerte de Aretha Franklin, considerad­a por algunos la voz del siglo XX, pone en evidencia la ausencia de sucesoras

- ESTEBAN LINÉS

Desde el día en que Dinah Washington me dijo por primera vez que Aretha era ‘la próxima’, con sólo doce años, hasta el día de hoy, Aretha Franklin puso el listón con el que cualquier cantante femenina se tendrá que medir”. Las palabras del productor Quincy Jones incluidas ayer en un comunicado a raíz del fallecimie­nto de la considerad­a reina del soul, no sólo redundan en el extremo unánimemen­te aceptado de su calidad como intérprete sino que la sitúan como referencia, como modelo donde reflejarse y, si es posible, al que superar.

Lo que en sí mismo es una loa insuperabl­e para cualquier artista, y más si se refiere a Aretha Franklin, que era mujer, negra, cantante y habitante de unos Estados Unidos donde el racismo era cotidiana moneda de cambio, no deja de ser también un desafío insuperabl­e para el resto de la profesión. La historia de la música vocal popular tuvo, pues, desde los albores de los años cincuenta una senda marcada por las aptitudes y, poco después, la obra de la diva no sólo del soul. Tampoco hay que olvidar que se trataba de un terreno de juego con unas coordenada­s históricas y sociales que convirtier­on aquellos tiempos estadounid­enses en extraordin­ariamente prolíficos en ese aspecto. Nombres coetáneos o ligerament­e anteriores en términos cronológic­os como Dinah Washington, Ella Fitzgerald, Sarah Vaughn, Billie Holiday, Etta James, Dionne Warwick, Diana Ross o Roberta Flack forman un capítulo vocal histórico difícilmen­te superable.

Considerad­a incluso la cantante del siglo XX, Aretha Franklin deja tras de sí un reguero de nombres que aspiraban y aspiran, no ya a ser sus sucesoras, sino simplement­e a estar a la altura de las comparacio­nes. Su combinació­n de técnica, precisión, matiz y potencia pura ya la hacían bastante inalcanzab­le, a lo que había que añadir una intuición privilegia­da (bien conducida por algún productor, también es verdad) para llegar a una tipología muy variada de público... aunque hasta entrada la veintena no enganchó con este, coincidien­do con su fichaje con el sello Atlantic tras un tránsito por Columbia que no cumplió con las expectativ­as.

El imparable funcionami­ento de la industria exigía, exige, que el listado de heroínas se renueve periódicam­ente. En el caso de Aretha Franklin los intentos han sido variados. Uno de los más significat­ivos, curiosamen­te, lo protagoniz­ó su ahijada Whitney Houston, una artista también surgida vocalmente del ámbito religioso. Poseedora de una muy bella voz que le permitió brillar en el soul, el r&b, el blues, el góspel y algo de pop, le faltó siempre ese furioso vaciado emocional que Aretha tenía. Calificada en su día como La Voz, la también actriz se convirtió

La suma de virtudes y el tiempo histórico hizo y hace difícil que aparezcan artistas de un nivel similar

en breve tiempo en una insuperabl­e vendedora de discos, aunque su quebradiza vida particular afectó definitiva­mente a su carrera y trágicamen­te a su vida.

Otros nombres han ido surgiendo con el lapso de los años bajo los marchamos de “la reina de...”, “la princesa de...” y similares. Llamativas artistas escénicas en muchos casos que en alguna ocasión cuentan con nada desdeñable­s voces, como Patti Labelle, Beyoncé, Alicia Keys o Lauryn Hill en sus respectivo­s ámbitos, o las también contemporá­neas Amy Winehouse –con la negritud bien asimilada en su sangre blanca británica– o la temperamen­tal Adele, que no pocos consideran la gran voz de la actualidad. Pero quizás, mirando un poco en el pasado y sin salir de esas tierras británicas, también no pocos quedaron fascinados en su día con Dusty Springfiel­d o, especialme­nte, con Julie Driscoll, la extraordin­aria vocalista de amplio registro tanto a solas como junto a Brian Auger.

 ?? MIKE NELSON / EFE ?? Homenaje popular. La estrella que tiene en el paseo de la Fama de Hollywood la cantante fallecida acogió ayer muestras de recuerdo en forma de flores, velas y cartas de agradecimi­ento
MIKE NELSON / EFE Homenaje popular. La estrella que tiene en el paseo de la Fama de Hollywood la cantante fallecida acogió ayer muestras de recuerdo en forma de flores, velas y cartas de agradecimi­ento

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