Poca cosa en Montilivi
Girona y Valladolid empatan sin goles en un partido amuermado
El Girona ha vuelto a empezar la Liga empatando. Un año después de hacerlo ante del Atlético de Madrid, ayer el nuevo proyecto liderado por Eusebio Sacristán lo repitió con una puesta en escena diferente, en un partido más gris, sin goles y ante un recién ascendido como el Valladolid. Es el equipo de toda la vida del nuevo entrenador gerundense, en el cual también habían jugado futbolistas como Juanpe y Timor. También fue un partido especial para jugadores del equipo castellano como Kiko Olivas y Alcaraz, que hicieron el camino inverso.
Ya desde el principio Eusebio decidió imprimir su sello y aunque se había comprometido a mantener el sistema de tres centrales y dos carrileros que tan buen resultado había dado los últimos años con Pablo Machín, apostó por un 4-3-3 con Pedro Porro –debutando como titular, procedente del filial, después de que el técnico de La Seca lo haya reconvertido de extremo a lateral–, Aleix Garcia mirando más hacia portería desde la media punta y con Borja García jugando por la izquierda, a pierna cambiada, como no hacía desde hace años. El madrileño, muy activo durante todo el partido, formó tridente atacante con Portu y Stuani, las dos joyas de la corona que, de momento, el club gerundense ha podido retener en este mercado de fichajes.
Por si acaso, la afición tenía preparado un cántico dedicado al delantero murciano, “Portu, quédate”, que entonó en el minuto 9, coincidiendo con el número de su dorsal. Hasta entonces el partido no se había despertado, pero la izquierda de Àlex Granell se encargó de animarlo con un centro envenenado desde el vértice derecho del área que estuvo a punto de sorprender al portero catalán del Valladolid Jordi Masip. El equipo dirigido por Sergio González cedió el control de la pelota al conjunto gerundense, que se dedicó a tocar con más asiduidad desde el centro del campo tal como pretende Eusebio, aunque el escaso peligro del Girona en la primera parte llegó gracias a transiciones rápidas por las bandas en busca de la cabeza de algún rematador, igual que el año pasado.
Antes del descanso Borja García lo intentó desde la distancia, después de una buena jugada de combinación, pero su chut salió rozando el travesaño. El paso por vestuarios en el tiempo de descanso no sirvió para que los gerundenses ganaran clarividencia en ataque, y el juego gris y amuermado de la primera parte se apoderó del partido prácticamente hasta el final. Eusebio trató de cambiar el ritmo dando entrada a otro jugador ofensivo, el Choco Lozano, en lugar de Aleix Garcia. El hondureño pasó a ocupar el extremo izquierdo, y Borja García ganó en libertad entrando por el medio desde atrás con mucho más peligro. Fruto de este movimiento de piezas, el mismo Borja encontró un agujero entre líneas para servir hacia Stuani, que chutó demasiado cruzado en la mejor ocasión de los gerundenses en toda la segunda parte. El mismo Stuani pudo romper la igualada a falta de un cuarto de hora, pero su chut desde el corazón del área, después de una buena internada de Muniesa, salió alto. Portu también lo intentó de forma incansable desde el lado derecho, pero ayer el delantero murciano no encontró portería. Y tampoco tuvo más suerte la única cara nueva de este Girona, el inglés Patrick Roberts, que jugó los últimos 10 minutos sólo 48 horas después de su llegada.
El equipo pucelano, por su parte, se dedicó a conservar el marcador que quería desde que Cuadra Fernández silbó el inicio del partido. Debut plácido para el colegiado en la máxima categoría en un partido sin historia en que no hizo falta el VAR.
EL CAMBIO
Eusebio descartó el sistema de Pablo Machín y formó una defensa convencional
LA FIGURA
La afición de Montilivi entonó cánticos para pedir Portu que no se marche del Girona