Núria Martí
Núria Martí, directora de enfermería de Can Ruti durante 30 años
EXDIRECTORA ENFERMERÍA CAN RUTI
Núria Martí ha sido la directora de enfermería del hospital Germans Trias i Pujol, Can Ruti, de Badalona durante 30 años, uno de los cargos directivos más duraderos ejercido por una mujer en la sanidad pública catalana.
Núria Martí ha pasado a despedirse de todos los servicios del hospital Germans Trias i Pujol, Can Ruti. Deja por jubilación la dirección de enfermería que ostentó durante 30 años. Probablemente la directiva que más tiempo ha estado en su cargo en la sanidad pública catalana. Y ha detectado mucha más gente joven de lo que esperaba. Su vida profesional empezó en intensivos pero luego se pasó a gestionar la vida más interna del hospital.
¿Echando la vista atrás, cuál es el mayor cambio en la profesión?
Las enfermeras hemos pasado de ser técnicas a universitarias, e incluso doctoras. De ocuparnos de muchas funciones delegadas a la actual autonomía profesional, de muy poca formación a profesionales de referencia para todo el hospital en determinados procesos...
¿En qué se nota?
Antes lo que se apuntaba en la historia clínica del paciente no tenía nada que ver con nuestra actividad. Hoy todo queda registrado, todo se lleva a cabo según planes estandarizados, basado en evidencia y perfectamente evaluable.
Pero siguen cuidándose del enfermo.
Ya hacíamos muchas de las cosas que hacemos hoy, pero sin metodología. La estandarización es garantía para el paciente y seguridad para la profesional. Hemos avanzado mucho en rigor.
¿Y mandan? Su currículum cita tres másters de gestión.
Hay cierta tendencia a perder poder. Hay... resistencia hacia la enfermería. Yo siempre cobré menos que el resto de directivos del equipo de gobierno. Siempre. Cuando los gerentes eran ingenieros y cuando pasaron a ser médicos. Aunque tuviese a mi cargo el mayor grupo de profesionales del hospital. Casi la mitad de la plantilla.
¿En qué es diferente una enfermera de los setenta y una de ahora?
La atención es mucho más compleja que cuando yo empecé en intensivos. Hay que ser mucho más experto en tu parcela. La enfermera resuelve mucho más y con mucha más presión ¿Cómo si no se iba a poder enviar a casa tan pronto a los pacientes?
¿Mandan?
Los enfermos son nuestros. Y uno de nuestros retos en la dirección ha sido adecuar la proporción de profesionales a ese incremento de la complejidad. La exigencia sin más no consigue sacar el trabajo. Hemos avanzado poco a poco. Empezamos por las noches. Parecía que nuestros enfermos ingresados no estuvieran malos de noche, que solo durmieran. Eso ha cambiado radicalmente. Queda mucho por hacer, pero todo el trabajo, de día y de noche, de martes y de domingo es hoy intenso. Era uno de nuestros retos
Necesitan más gente.
La necesidad de tener profesionales mucho más formados complica cada aumento de ratios. Porque se multiplica por tres. En enfermería no puedes establecer un nivel de calidad determinado sólo para un turno. Estamos asumiendo más competencias que no tienen todo el soporte que se necesita, como algunas anestesias o pequeñas intervenciones para las que la enfermería hoy está bien preparada. Lo hacemos bien. Pero sin reconocer.
¿Siempre aparece pendiente el reconocimiento?
El enfermo es tuyo. (Pausa para que quede claro). También la familia.
¿Hemos cambiado como enfermos y como familiares?
Antes eran todos más sumisos. Los familiares y los pacientes son hoy mucho más exigentes. Pero creo que hay que permitírselo, porque también tienen más responsabilidades en el modelo asistencial actual que intenta que pasen el menos tiempo posible en el hospital.
¿Son los ayudantes de la enfermera?
Las cosas cambian cuando las familias participan y entran en el hospital. En las UCI de antes, en las que yo empecé, se podía entrar una hora determinada al día. Ambos, el paciente y su familia, estaban mal. Nosotros les pedíamos un peine y colonia para arreglar a sus enfermos de intensivos. La respuesta era estupenda. Así sabían que les cuidaríamos, aunque no pudieran verles. Hoy se entra todo el día y al principio generó muchas resistencias. Pero ha sido un cambio muy positivo.
¿Son muy pesados? A veces hay que ponerse al otro lado de la cama para entender. Tenemos que dedicar tiempo a los familiares para facilitarles información y para detectar necesidades. Eso también es trabajo de enfermera.
Parece un cajón grande y diverso.
Cuidar del enfermo no es sólo atender su enfermedad. También sus creencias, sus valores, su visión social y psicológica... Ahora, además de practicar habitualmente este modelo holístico, la enfermería en este hospital tiene una unidad de investigación propia. Desde hace 6 años.
¿Atrae ahora a más hombres?
El 90% de la enfermería la componen mujeres. No nos funciona muy
RECONOCIMIENTO TACAÑO “Yo siempre cobré menos que el resto de los directivos del equipo de gobierno”
LABOR DE ENFERMERA
“La familia también es tu trabajo; hay que colocarse al otro lado de la cama para entender”
bien el marketing, ni tenemos cargos políticos en la profesión. Nos falta un lobby para ser al menos visibles.
Suena a vieja canción.
Sí, llevamos toda la vida con la misma, pero esa falta de reconocimiento es dolorosa. Por ejemplo, algunas enfermeras son líderes en el conocimiento de algo concreto, como las úlceras de presión. En nuestro hospital tenemos una experta que es la de referencia para todos los servicios, a quien consulta cualquier profesional de la especialidad que sea. Es un conocimiento de excelencia no reconocido.
¿Alguien le llamó nena?
He tenido que aguantar más de una vez el nena! ‘Me llamo Núria. Nunca más me llame nena delante de un paciente’, tuve que decir alguna vez. Ahora nadie lo toleraría. No nos sentimos subalternos. Siempre me he sentido enfermera. Y que los enfermos eran míos. Sí, sí. Lo ponía en la hoja de cada enfermo: Núria.