Una plaga de oruga asiática ataca los acebos de las Guilleries y el Collsacabra
Una plaga invasora de orugas de origen asiático ataca los acebos de los bosques y jardines de Osona, sobre todo en la zona de las Guilleries y el Collsacabra, provocando en muchos casos la muerte del arbusto. Algunas de las poblaciones más afectadas son Vilanova de Sau, Tavèrnoles, Sant Julià de Vilatorta, l’Esquirol, Vic, Taradell y Torelló. Los acebos crecen en pinares, robledales y encinares.
La oruga defoliadora del acebo (Cydalima perspectalis) es un lepidóptero originario del este asiático que en el año 2007 se detectó por primera vez en Europa, en Alemania, desde donde fue extendiéndose hacia el sur, en busca de un clima más templado para multiplicarse con más eficacia. Hace cuatro años, se localizó en Besalú y los bosques de la Garrotxa. La mariposa pone los huevos en las hojas, y cuando nace la oruga, esta se las come; entonces se convierte en crisálida y el ciclo recomienza con el nacimiento de una nueva mariposa. El ciclo biológico, de 40 días de duración, se repite tres o cuatro veces cada año, en primavera y verano.
En mayo, su expansión empezó a afectar gravemente al espacio natural Guilleries-Savassona, principalmente en Tavèrnoles y Vilanova de Sau. Y ahora se ha detectado el inicio de la segunda generación de la plaga. En un primer ataque, las orugas, que tienen una longitud de cuatro centímetros, se alimentan de hojas de acebo, provocando su defoliación, y después atacan al tronco. Entonces el arbusto queda lleno de telarañas, que la oruga utiliza para desplazarse de un lugar a otro.
Técnicos de la Diputación de Barcelona del espacio natural Guilleries-Savassona han estudiado la biología de la oruga y han hecho tratamientos experimentales para afrontar la plaga mediante la aplicación de un insecticida de origen natural selectivo que afecta al sistema digestivo de las orugas, pero que no tiene ninguna incidencia sobre las personas y se degrada rápidamente en compuestos no tóxicos. Esta acción, sin embargo, debe realizarse durante los primeros estadios larvarios, cuando la sensibilidad a los tratamientos fitosanitarios es más elevada. Para evitar que las hembras queden fecundadas, también se están colocando trampas que contienen feromonas que atraen y capturan a los machos.