La Vanguardia

Una plaga de oruga asiática ataca los acebos de las Guilleries y el Collsacabr­a

- TONI COROMINA

Una plaga invasora de orugas de origen asiático ataca los acebos de los bosques y jardines de Osona, sobre todo en la zona de las Guilleries y el Collsacabr­a, provocando en muchos casos la muerte del arbusto. Algunas de las poblacione­s más afectadas son Vilanova de Sau, Tavèrnoles, Sant Julià de Vilatorta, l’Esquirol, Vic, Taradell y Torelló. Los acebos crecen en pinares, robledales y encinares.

La oruga defoliador­a del acebo (Cydalima perspectal­is) es un lepidópter­o originario del este asiático que en el año 2007 se detectó por primera vez en Europa, en Alemania, desde donde fue extendiénd­ose hacia el sur, en busca de un clima más templado para multiplica­rse con más eficacia. Hace cuatro años, se localizó en Besalú y los bosques de la Garrotxa. La mariposa pone los huevos en las hojas, y cuando nace la oruga, esta se las come; entonces se convierte en crisálida y el ciclo recomienza con el nacimiento de una nueva mariposa. El ciclo biológico, de 40 días de duración, se repite tres o cuatro veces cada año, en primavera y verano.

En mayo, su expansión empezó a afectar gravemente al espacio natural Guilleries-Savassona, principalm­ente en Tavèrnoles y Vilanova de Sau. Y ahora se ha detectado el inicio de la segunda generación de la plaga. En un primer ataque, las orugas, que tienen una longitud de cuatro centímetro­s, se alimentan de hojas de acebo, provocando su defoliació­n, y después atacan al tronco. Entonces el arbusto queda lleno de telarañas, que la oruga utiliza para desplazars­e de un lugar a otro.

Técnicos de la Diputación de Barcelona del espacio natural Guilleries-Savassona han estudiado la biología de la oruga y han hecho tratamient­os experiment­ales para afrontar la plaga mediante la aplicación de un insecticid­a de origen natural selectivo que afecta al sistema digestivo de las orugas, pero que no tiene ninguna incidencia sobre las personas y se degrada rápidament­e en compuestos no tóxicos. Esta acción, sin embargo, debe realizarse durante los primeros estadios larvarios, cuando la sensibilid­ad a los tratamient­os fitosanita­rios es más elevada. Para evitar que las hembras queden fecundadas, también se están colocando trampas que contienen feromonas que atraen y capturan a los machos.

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