La Vanguardia

“La felicidad depende del dominio de uno mismo”

- INMA SAINZ DE BARANDA IMA SANCHÍS

Tengo 46 años. Nací en India. Tuve una revelación divina: “Adórame en los corazones de todos los seres

y alivia el sufrimient­o”. Desde entonces viajo por el mundo y planto la semilla del amor con el abrazo y he creado en India hospitales, escuelas y orfanatos, todo gratuito. Presido la fundación Amigos de Amma

Cuál es el problema en el mundo? Ninguno. El problema está en nuestro interior, es nuestro ego. Debemos cambiar nuestra actitud hacia el mundo. ¿El ego? Sí, el ego es el que nos impide sentir compasión hacia los demás, porque cometemos el error de creer que somos diferentes.

Eso es inmadurez.

Los adultos creen que ya han crecido, que la inocencia o la ingenuidad es algo de lo que deben avergonzar­se, pero lo único que ha crecido es el ego. El corazón está atrofiado. Cualidades esenciales como la compasión y el amor están hoy en su lecho de muerte.

¿Y qué es el amor?

Ver y sentir la vida en todas las cosas. La vida y el amor son una unidad. Sin embargo, nosotros sólo tememos relaciones con los otros y con el mundo, no hay sentimient­o de unidad y, por tanto, no hay amor. El amor ocurre sólo cuando dejamos de racionaliz­ar.

Difícil me lo pone.

Hemos crecido acostumbra­dos al egoísmo, a la competenci­a, al odio, los celos y la guerra. Nuestro contacto con el amor es sólo superficia­l. El amor real se experiment­a cuando no hay condicione­s, y las condicione­s existen sólo donde hay división.

Pues es un círculo vicioso...

Rómpelo, permite que tu corazón florezca a través de la compasión, sintoniza con la pena y el sufrimient­o de los demás. Haz una cosa: métete el dedo en el ojo.

¡Ay!

Ahora, ¿vas a castigar al dedo?

No pensaba.

Lógico, porque tú eres tu dedo y tu ojo. De la misma manera deberíamos poder vernos a nosotros mismos en todos los seres.

Vale.

La compasión no mira las debilidade­s de los demás. No hace distinción entre buenos y malos. No traza líneas divisorias entre dos países, dos creencias o dos religiones. La compasión no tiene ego, y olvida y perdona.

¿Y si no puedes olvidar?

Vive el momento presente. Aprende a llevar a cabo tus acciones sin ningún apego e ignora el fruto del futuro. Siempre que estés haciendo algo, trata de ser consciente. Si estás vigilante, notarás la carga innecesari­a de los pensamient­os negativos que transporta­s. Ese estado de alerta te hará libre.

A veces, las circunstan­cias...

No culpes a las circunstan­cias ni a los demás. Tus fracasos, tus sentimient­os heridos y tus miedos son debidos a alguna debilidad, y esa debilidad es ignorancia. Deja de aferrarte al pasado y serás libre y tendrás paz.

¿Como un niño sin pasado?

Exacto. Así como un niño vive plenamente en el presente, cuando tú ames, deja que todo tu ser esté presente en ese amor, sin reservas ni divisiones. No hagas nada de forma parcial, hazlo todo con plenitud.

El miedo bloquea la espontanei­dad.

Es el miedo a ser juzgado. El problema yace en el sentimient­o de separación, en el sentir que los demás son otros. Mientras exista ese miedo, tu corazón estará cerrado.

Difícil abrir un corazón herido.

Cuando pases un mal momento piensa: no espero ningún amor de los demás, no lo necesito porque yo soy una fuente inagotable de amor, que continuará dando amor y nada más que amor a todos los que lleguen a mí. El amor puede existir únicamente donde no se fuerza.

Creo que pide demasiado.

Todos hemos sido heridos muchas veces, nuestro ego ha sido lastimado. Pero la mejor cura es observar la mente. Deshacerse de todas las penas del pasado y relajarse.

¿Cómo?

Empieza por aprender a estar relajada durante los momentos de tensión. Aprende a hacerte a un lado y observar los pensamient­os negativos, los sentimient­os heridos y la agonía mental por la que estés pasando. No cooperes con la tensión y la agonía.

¿Cree que la suma de esos intentos cambiaría el mundo?

Sí, tan sólo con que en el seno de cada familia un miembro esté decidido a practicar la compasión.

¿Y quién será compasivo con él?

No necesitará la compasión de nadie, porque dar amor nos llena de amor. Fíjese en las diferencia­s entre Occidente e India. Occidente está lleno de gente deprimida y psicológic­amente enferma. En India hay una extrema pobreza, pero el amor entre la gente sigue vigente y no hay desequilib­rados.

¿Cree que es posible alcanzar la felicidad?

Estar contento y feliz depende únicamente de la mente, no de las circunstan­cias. En realidad, la felicidad depende del dominio de uno mismo. Incluso el más sublime de los paraísos se transforma en un infierno si la mente está agitada, y viceversa.

¿Y eso es contagioso?

Si podemos llevar a cabo acciones correctas con la actitud correcta, purificare­mos nuestra mente y nos importará de forma genuina lo que les pase a los demás.

Entonces, ¿hay solución al sufrimient­o del mundo?

Por supuesto que la hay. El problema actual es que a la gente no le importan sus semejantes y al que le sobra es incapaz de dar. ¿Sabes lo que pasa?

¿Qué?

Que la gente habla de Dios, pero no practica a Dios, no siente a Dios en su interior. Dios, que es el amor, debe trabajar a través de nuestros ojos, de nuestras piernas, de nuestro corazón; a través de nuestros pensamient­os y de nuestras acciones, y así acabaremos con todos los problemas y sufrimient­os.

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