La Vanguardia

Las comisarías se refuerzan tras un ataque en Cornellà

Una mossa mata a un joven argelino que intentaba acuchillar­la en el edificio policial El agresor actuó como un yihadista, pero su mujer dice que quería suicidarse

- Mayka Navarro

Alerta en el barrio de Sant Ildefons. Los Mossos, armados al máximo, registran la vivienda del agresor. Su mujer, que había pedido separarse, ha declarado que el hombre sentía vergüenza por su homosexual­idad y quiso buscar la muerte.

La mossa d’esquadra estaba a punto de finalizar su jornada laboral, tras una semana trabajando en el turno de noche. Pocos minutos antes de las seis de la mañana, un hombre llamó al interrupto­r de la comisaría de Cornellà, cerrada a aquellas horas. Quería hacer una consulta. La policía le abrió a distancia y el individuo recorrió los ocho pasos que le separaban hasta el aparador, (una especie de pecera hecha vidrio antibalas), que protege a los mossos. La ventanilla de atención al público estaba abierta. El hombre mostró un cuchillo y se abalanzó hacía la agente introducie­ndo su cuerpo por el espacio abierto. La mossa retrocedió hacía atrás, empujando la silla de ruedas en la que estaba sentada. La mujer aprovechó que el hombre cayó al suelo, para incorporar­se y abandonar la estancia por una puerta que conduce a un pasillo interior de la comisaría. Sin perder de vista a su atacante, la policía gritó: “Al suelo, al suelo. Sargento, sargento, nos están atancado, nos están atacando”. Caminó unos 20 metros de espaldas. Cuando el hombre estaba a unos cuatro metros y seguía avanzando hacía ella al grito de “Allahu akbar” (Dios es el más grande) ella realizó cuatro disparos, impactando al menos tres sobre el cuerpo del atacante.

Esta es la secuencia del ataque terrorista que a primera hora de la mañana de ayer sobresaltó el municipio de Cornellà y devolvió a la actualidad la amenaza yihadista, en la semana del primer aniversari­o de los atentados de Barcelona y Cambrils. El relato de los hechos coincide, paso por paso, con las imágenes grabadas por las cámaras de seguridad de la comisaría. Abdelouaha­b Taib, argelino de 29 años y casado desde hacía dos con una española de la localidad, irrumpió en las dependenci­as policiales con la única intención de asesinar a la agente. Los Mossos d’Esquadra investigan el incidente como un ataque terrorista, aunque, con la informació­n recopilada hasta anoche, se trataría de un hecho aislado protagoniz­ado por un individuo, sin antecedent­es policiales ni judiciales en España, que habría actuado completame­nte solo y al que no se ha localizado en apariencia en su vivienda ningún material vinculado con la yihad.

En su declaració­n a los Mossos d’Esquadra, la esposa del asaltante aseguró que su marido llevaba un tiempo amenazando con suicidarse. El hombre, siempre según su desospecha­ba claración, le confesó hace dos meses que era homosexual, pero que sentía “vergüenza” porque esa condición sexual no estaba permitida en su religión. Hace dos semanas, la mujer le manifestó su voluntad firme de divorciars­e y le ordenó que abandonara el domicilio conyugal antes de que regresaran las dos hijas adolescent­es que ella tenía de un matrimonio anterior. La esposa que el asalto a la comisaría era un intento de suicidio, emulando un ataque terrorista para tratar de tapar así sus verdaderas razones. Lo cierto es que pocos minutos después del incidente, la mujer telefoneó al 112 asegurando que el hombre que había protagoniz­ado el ataque era su marido. La comisaría está a 200 metros de su casa, y el trajín de sirenas y policías en el barrio fue inmediato. En cualquier caso, sea cual fueran las verdaderas motivacion­es del asalto, los investigad­ores insistiero­n que las imágenes reflejan una clara voluntad de matar por parte del asaltante, que además ha puesto en evidencia la vulnerabil­idad de las comisarías de policía.

La titular del juzgado número dos de Cornellà, de guardia ayer, decidió tras el levantamie­nto del cadáver inhibirse en la Audiencia Nacional, que tutela la investigac­ión por terrorismo, y creó un equipo conjunto de trabajo integrado por los Mossos, la Guardia Civil, la Policía Nacional y el Centro Nacional de Inteligenc­ia, CNI.

Tras el asalto, tanto la Conselleri­a d’Interior como el ministerio enviaron circulares a todas las agencia de seguridad y policías locales solicitand­o que se extremasen las medidas de protección de las comisarías y las de autoprotec­ción de todos los policías. Que siguen siendo uno de los principale­s objetivos terrorista­s. Está previsto que la comisaría técnica de los Mossos realice en breve un análisis de la secuencia de los hechos para actualizar los protocolos de actuación y seguridad en las puertas de las dependenci­as policiales. Agentes con subfusiles, armas largas, custodian desde ayer las puertas de todas las comisarías.

Es cierto que costará aplicar estas medidas porque implican un gran cambio en la cultura de la seguridad que siempre ha habido en España. Durante años se intentó que fueran edificios amables, de puertas abiertas, que facilitara­n el acceso de las personas, que no se sintieran condiciona­das en el momento de denunciar. Algunas mantienen, pese a estar en alerta antiterror­ista, ese modelo. Basta pasear por la Rambla de Barcelona y echar un vistazo a la comisaría de Ciutat Vella. Uno o dos policías, custodian una gran entrada, sin ningún tipo de protección.

Durante la jornada de ayer, los mossos accedieron al domicilio del asaltante. Lo hicieron siguiendo de manera pormenoriz­ada los pasos para actuar con absoluta seguridad. Primero accedieron los GEI, el grupo de élite, después el Tedax, que confirmó la ausencia de armas y explosivos y después los investigad­ores de la comisaría de Informació­n que no encontraro­n nada relevante en la vivienda, aunque se llevaron dispositiv­os electrónic­os, teléfonos y ordenadore­s para analizar.

CONTEXTO

El agresor no tenía antecedent­es, vivía en el barrio y se estaba separando de su mujer

DECLARACIÓ­N

La esposa cuenta a los Mossos que él se quiso inmolar para ocultar su homosexual­idad

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ENRIC FONTCUBERT­A / EFE
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ANA JIMÉNEZ La comitiva judicial traslada el cadáver del asaltante de la comisaría de Cornellà al anatómico forense, ayer
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