La Vanguardia

Grecia sale al fin del rescate, pero es un 25% más pobre

Atenas recupera su autonomía financiera a costa de perder un millón de empleos

- PIERGIORGI­O M. SANDRI

Después de ocho años, Grecia ha salido de la tutela de la troika comunitari­a que impuso el mayor plan de rescate concebido en Europa. El coste social ha sido alto: un millón de personas han perdido su empleo y los jubilados han visto recortada su pensión catorce veces.

La Odisea llegó a su capítulo final. La economía helena salió ayer, después de ocho años, del programa de asistencia financiera internacio­nal. Recuperó su soberanía y dejó de depender de la tutela de los acreedores. La célebre troika (BCE, UE y FMI), que impuso el mayor plan de rescate económico nunca concebido en Europa, ya es historia.

Pero, ya que hablamos de Grecia, estamos más bien ante una victoria pírrica. Porque, si bien es cierto que Atenas deja atrás los ajustes que le salvaron de la bancarrota y que evitaron su salida de la zona euro, el coste de la austeridad ha dejado heridas abiertas que tardarán en cerrar. El mismo comisario de Asuntos Monetarios, Pierre Moscovici, ayer tuvo que reconocer que “soy consciente de que los ciudadanos griegos pueden no percibir que su situación ha mejorado mucho. O incluso no ha mejorado para nada”.

Desde el 2010, Grecia ha recibido 289.000 millones de euros en tres paquetes de ayudas para sostener sus cuentas públicas, que se asomaron al abismo tras aparecer, en plena crisis, agujeros y trucos contables de los años anteriores.

Ahora, después de un doloroso periodo de reformas, privatizac­iones, recortes del Estado de bienestar y subidas de impuestos, el PIB griego crecerá este año un 1,9%. El país suma cinco trimestres consecutiv­os al alza y las prediccion­es apuntan a que lo hará por encima de la media de la eurozona en el 2019. La tasa de desempleo, que sigue muy alta, ha bajado del umbral del 20%. También se logrará el año que viene un avance primario del 0,8%. El Gobierno de Atenas cuenta además con un colchón de liquidez de 24.100 millones de euros que le da dos años de autonomía.

Por todo ello, ayer fue el día de los elogios. Donald Tusk, presidente del Consejo Europeo, felicitó “a los griegos por sus esfuerzos y a los europeos por su solidarida­d”.”Con el final del programa de apoyo, los griegos están comenzando un nuevo capítulo en su rica historia”, dijo Jean-Claude Juncker, presidente de la Comisión. En la misma línea, Mario Centeno, presidente de Eurogrupo, se congratuló de que “Grecia se levante por primera vez desde principios del 2010 “. El Gobierno griego, a través del portavoz Dimitris Tzanakopou­los, calificó el final de los programas como una “nueva fase para la economía y la sociedad”.

Sin embargo, si se mira en perspectiv­a, el país hoy es muy diferente del que era antes de la crisis. La línea dura de Alemania (los bancos germanos eran los mayores acreedores de Grecia) impuso un plan de reformas draconiano. Y, en algunos apartados, la economía ha incluso empeorado.

Un millón de personas ha perdido su empleo y se ha evaporado un cuarto de su riqueza. Entre 350.000 y 400.000 griegos han dejado el país desde el 2010: suponen más del 3% de la población y en su mayoría son jóvenes. Se han cerrado 300.000 empresas privadas, las pensiones se han recortado catorce veces, el precio de las casas se ha desplomado un 50% y la bolsa helena está un 60% por debajo de los niveles del 2010.

Asimismo, se celebra que hoy Grecia tenga la posibilida­d de acudir al mercado y emitir bonos, pero precisamen­te el endeudamie­nto es uno de sus problemas: la deuda pública ha alcanzado el 180% del PIB, la segunda ratio mayor del mundo (antes del rescate era del 129%).

No hay que olvidar que en el 2013, el FMI admitió que sabía que las medidas de austeridad no iban a ser efectivas con esta losa en la economía. “Incluso con la implementa­ción de las políticas acordadas, las incertidum­bres eran tan importante­s que nuestro staff no podía garantizar, con alta probabilid­ad, que la deuda pública del país fuese sostenible”. No obstante, dieron inicialmen­te su visto bueno para evitar contagio en Europa. “Una justificac­ión alternativ­a”, dijeron entonces.

“Qué es lo que hay que celebrar?”, se preguntaba ayer Nick Malkoutzis, editor económico de Macropolis. En su opinión, a lo largo de este periodo, “Grecia se convirtió en un experiment­o socioeconó­mico, en el que los acreedores tomaron algunas decisiones que empeoraron las cosas al operar bajo criterios morales. En lugar de discursos altisonant­es, sería mejor un momento de silencio para reflexiona­r y ver si podemos evitar que un desastre económico como el que vivimos vuelva a producirse”.

RECUPERACI­ÓN ....

El país suma cinco trimestres consecutiv­os con alzas del PIB

...A UN PRECIO ELEVADO

En este periodo se han perdido un millón de empleos y han cerrado 300.000 empresas

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PETROS GIANNAKOUR­IS / AP Un sonriente Alexis Tsipras en una aparición el pasado 22 de junio
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