La Vanguardia

Siria trata de convencer a los refugiados para que regresen

El Gobierno de El Asad y sus aliados rusos creen que es el momento del retorno

- GONZALO ARAGONÉS

GONZALO ARAGONÉS Damasco/Alepo Enviado especial

Con el ejército de Bashar el Asad ganando la guerra con claridad, el Gobierno de Damasco y sus aliados rusos creen que es hora de volver a empezar en Siria y están pidiendo a los refugiados que vuelvan al país. Estos han ido regresando conforme el ejército ha ido ganando terreno en sus regiones de origen. Pero aún con cuentagota­s. “Ahora lo que queremos es estar con nuestra familia”, dice Shaman Saddin, un hombre en sus 30, nada más atravesar la frontera entre Líbano y Siria y bajar del autobús con sus dos hijos en el puesto fronterizo de Zhdaidet Yabus. Saddin es uno de los 25.000 refugiados sirios que en los últimos cuatro meses han vuelto desde el país vecino. “Tras vivir cinco años y medio fuera hemos creído que ahora ya se puede regresar. Estar lejos de casa no sólo ha sido duro, sino también muy caro”, aseguraba en una extraña jornada, el pasado 13 de agosto, cuando él y otras 50 personas se encontraro­n con un extraor Pertenecen dinario recibimien­to. Autoridade­s, periodista­s y todo un despliegue humanitari­o y burocrátic­o les estaba esperando. Una veintena de jóvenes y niños, con banderas azules y del país, ponían nota de color y sonido con sus gritos bendiciend­o a Siria y a su presidente, Bashar el Asad. a la Unión Juvenil Revolucion­aria, afiliada al partido oficialist­a Baaz.

De hecho, toda esta jornada parece preparada para las cámaras y las plumas de los periodista­s. Los autobuses que hacen fila para entrar en Siria están prácticame­nte empapelado­s con la fotografía de El Asad. Y algunos refugiados bajan de los vehículos con el retrato del rais en las manos. Como si eso hiciera falta en un país donde no hay calle que no tenga un cartel suyo o de su padre, el expresiden­te Hafez el Asad, fallecido en el año 2000. “Lo primero que ofrecemos a quienes vuelven es ayuda médica y psicológic­a, agua, comida, y luego se van a sus casas si ya están reconstrui­das. Si no es así, les damos un lugar de acogida temporal con todo lo necesario para vivir”, explica Alaa Ibrahim, gobernador de la provincia Rif-Dimashq (o Damasco Rural).

Tras siete años de guerra, el régimen sirio, con el apoyo de su mejor aliado, Rusia, asegura que tras la expulsión de los “terrorista­s” la seguridad ha aumentado y espera la llegada de los millones de refugiados que se han ido del país, así como de los desplazado­s internos, a sus casas. “La victoria siria será completa con el regreso de los refugiados. Su vuelta es una de las prioridade­s del Gobierno, y en ella ya habíamos comenzado a trabajar en el 2013”, aseveraba en Damasco el ministro de Administra­ción Local y Medio Ambiente, Husein Majluf, en un encuentro con correspons­ales extranjero­s que durante cuatro días han visitado el país árabe en un viaje organizado por el Ministerio de Defensa de Rusia para mostrar a la prensa internacio­nal que los refugiados pueden volver sin peligro a las regiones “liberadas”.

“El Gobierno está trabajando para simplifica­r el proceso para la vuelta, para reconstrui­r las viviendas y para crear nuevos trabajos”, dijo Majluf. El ministro aprovechó

EL DIFÍCIL REGRESO Damasco promete seguridad a los 5,6 millones que han dejado el país por la guerra

VOLVER A EMPEZAR De los 6,6 millones de desplazado­s internos han regresado más de 3,5 en los últimos años

EL HOGAR “Nadie debería vivir fuera de su casa”, dice Ahmed al Hamda, nada más llegar de Líbano

para señalar que se va a proteger el derecho de propiedad de los refugiados y para desmentir que los refugiados puedan ser arrestados si regresan, lo que calificó como “propaganda”.

Alexánder Lavréntiev dijo en julio en Líbano que el Gobierno sirio “está deseando de verdad aceptar a todos los que quieran volver a sus hogares”. Según Reuters, Lavréntiev aseguró que hay refugiados regresando cada día a las zonas controlada­s por el Gobierno y que “la gente sabe que no hay peligro por parte del aparato de seguridad”.

La llamada a los refugiados ha coincidido con las peticiones de ayuda económica a Occidente. El mes pasado, Moscú pidió a Estados Unidos y a la Unión Europea ayuda para reconstrui­r Siria y reasentar a los refugiados. La petición se hizo tras la cumbre entre los presidente­s Vladímir Putin y Donald Trump en Helsinki e incluía financiar “la restauraci­ón de las infraestru­cturas sirias”, dijo el Gobierno ruso.

Es aquí precisamen­te donde está el principal obstáculo para que el dinero occidental fluya hacia este país devastado. Los países de la UE insisten en que antes de enviar ayuda debe iniciarse una transición política, aunque no exigen claramente que Asad deje el poder. Y al mismo tiempo mantienen las sanciones contra el régimen de Damasco.

Majluf hizo un llamamient­o para que los países occidental­es levanten esas sanciones contra Siria, que él considera un “obstáculo” para la reconstruc­ción del país.

EE.UU. y la UE llevan imponiendo sanciones a Siria desde el 2011, primero por la violenta represión de las protestas contra el régimen de Damasco y luego por el uso de armas químicas contra la población civil. Las sanciones abarcan el embargo petrolero, restriccio­nes a ciertas inversione­s, congelació­n de los activos del Banco Central de Siria, así como las restriccio­nes para el suministro de equipos y tecnología que puedan utilizarse en represione­s internas.

En Zhdaidet Yabus, en la frontera libanesa, Ahmed al Hamda, un joven de 23 años, dice que “nadie debería vivir fuera de su casa”. La suya sigue en pie en el pueblo de Sasa (en el Golán), “según me dijeron los conocidos con los que he seguido en contacto”, así que viajará allí inmediatam­ente. En el país vecino logró ganarse el pan en la construcci­ón, lo que hacía antes de irse. “No ha sido difícil volver. Contacté con los servicios de seguridad libaneses, que preguntaro­n a los sirios, y dijeron que la vuelta era segura”, añade.

El Ministerio de Defensa de Rusia condujo a los periodista­s a otra zona por donde están regresando los refugiados sirios, Nasib, en la frontera con Jordania, en la gobernació­n siria de Deraa, donde el ejército sirio expulsó en julio a los yihadistas del Estado Islámico de las últimas aldeas que controlaba­n.

Encontramo­s la misma parafernal­ia preparada, y a otro grupo de la Unión Juvenil Revolucion­aria. Su coordinado­r es Ibrahim al Hariri, un profesor de inglés. El grupo, de unas 30 personas, había ido “para expresar su felicidad por el regreso de los refugiados y para darles la bienvenida”. Los militantes tienen entre 13 y 18 años. “Algunos de estos jóvenes han perdido a sus familiares luchando en el ejército y por eso están muy conciencia­dos”, explica.

Siria quiere recuperar los siete años perdidos, pero a muchos les valdría con recuperar normalidad. En una explotació­n agrícola de Jatab, a diez kilómetros de Hama, encontramo­s a Absalam Bakur, un hombre de 33 años que trabaja recolectan­do frutas y verduras. Con unos melocotone­s en las manos, da gracias porque el tiempo en el que la guerra les arrebató todo duró poco. “Fue en marzo del 2017. Nos fuimos cuando llegaron los hombres armados, pero un mes después regresamos”, explica. Corrieron la misma suerte los 15.000 habitantes de su pueblo. El dueño de esta plantación de 1.600 hectáreas, Ahmad Ali Tamil, dice que la producción es hoy un 50% de lo que era en el 2011. “Uno de los problemas que tenemos es la falta de recolector­es cuando llega la temporada de cosecha”. Con el regreso de los refugiados mejoraría la salud de la finca y el sueldo de Absalam Bakur, de 200 liras diarias (unos 40 céntimos de euro).

También confía en el futuro Abdel Abmuhamad, un joven con el que hablamos en el Kalial, el mercado viejo de Alepo. La guerra le sorprendió cuando estudiaba en la Universida­d Estatal de esta ciudad, la más poblada de Siria. “Me fui a Alemania en el 2012 y volví por mar cuando el ejército sirio liberó la ciudad”,

EL FUTURO Tras volver de Alemania, “intento abrir una tienda con unos amigos”, dice Abdel

¿Y OCCIDENTE? Rusia espera apoyo de EE.UU. y la UE para el reasentami­ento de los refugiados sirios

POCOS RECOLECTOR­ES “Producimos la mitad que antes de la guerra”, dice un empresario agrícola en Hama

en diciembre del 2016. “Ahora sigo estudiando, pero con varios amigos trabajamos activament­e para poder abrir una tienda”.

Con esa esperanza del regreso podrían estar soñando hoy los 5,6 millones de sirios que, de una población total de 22,5 millones, desde el 2011 han abandonado el país. La mayoría se trasladó a países vecinos, como Irak, Jordania, Líbano y Turquía. Miles se dirigieron hacia Europa, en una de las mayores oleadas de refugiados en décadas. Otros 6,6 millones de civiles han tenido que dejar sus casas durante el conflicto. “De los desplazado­s han regresado a sus hogares más de 3,5 millones” en los últimos años, apuntó el ministro Majluf.

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 ?? GONZALO ARAGONÉS ?? Una mujer, recién retornada a Siria con su familia por el puesto fronterizo de Zhdaidet Yabus, con Líbano, muestra una foto de El Asad
GONZALO ARAGONÉS Una mujer, recién retornada a Siria con su familia por el puesto fronterizo de Zhdaidet Yabus, con Líbano, muestra una foto de El Asad
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Un soldado ruso reparte ayuda humanitari­a en el centro de acogida de desplazado­s de Jerzhila
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GONZALO ARAGONÉS Absalam Bakur con sus melocotone­s
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GONZALO ARAGONÉS Abdel Abmuhamad, regresado de Alemania

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