La Vanguardia

Òmnium y el bus de los derechos

- M. Mauri, M. Llansana i J. Vallvé MARCEL MAURI, MARINA LLANSANA I JOAN VALLVÉ,

No es ningún secreto que Catalunya es un país con un gran atractivo turístico; con una geografía rica, una cultura diversa con grandes embajadore­s como Salvador Dalí o Miguel Poveda y con una gastronomí­a exportada a todos los rincones del mundo, entre muchos otros potenciale­s.

Como tampoco es ningún secreto que una parte muy importante de la ciudadanía de Catalunya ha iniciado un proceso radicalmen­te democrátic­o, basado en el diálogo pero sin renunciar a nada, para poder decidir su futuro en libertad. Un proceso que ha comportado una reacción en forma de represión por parte del Estado español.

Una realidad que ni podemos ni queremos esconder a los millones de personas que vienen a disfrutar de las vacaciones. Es por eso que, ante artículos como el de Francesc Granell este sábado en La Vanguardia, desde de Òmnium Cultural dejamos claro que en la campaña puesta en marcha este verano, mediante un bus que recorre los principale­s puntos turísticos del país, explicamos a los visitantes estos episodios de la historia reciente. Y la emprendemo­s porque tenemos a nuestro presidente, Jordi Cuixart, en prisión injustamen­te desde hace más de 10 meses por ejercer los derechos fundamenta­les. Porque es inédito en democracia que un líder social, el presidente de la principal entidad cívico-cultural del país con 125.000 socios, lleve casi un año encerrado sin juicio, junto con Jordi Sànchez y el resto de los presos políticos. Cuixart, presidente de una entidad fundada en la oscuridad del franquismo, con unos principios plenamente vigentes de hacer de la cultura y la lengua los principale­s instrument­os de vertebraci­ón social. Somos los del Premi d’Honor de les Lletres Catalanes, la Nit de Santa Llúcia o el Sambori (el concurso de redacción escolar más importante de Europa). Y al mismo tiempo trabajamos por el derecho a autodeterm­inarnos para hacer una República más justa, culta y próspera. No son cuestiones incompatib­les, al contrario, no entendemos las unas sin las otras.

Queremos explicar a los millones de visitantes la Catalunya que no sale en las postales, que se ha movilizado a favor de la democracia, que hizo posible el referéndum del 1 de octubre. Y que lo ha hecho todo de forma pacífica. Queremos explicar también que el Estado hizo uso de la violencia para detener una votación,

Queremos que quienes nos visitan disfruten de nuestro país, pero no les podemos esconder la regresión democrátic­a

que ahora mismo hay nueve presos políticos, siete personas exiliadas y más de mil investigad­os. Nos toca explicar que sigue vigente una ley mordaza contra la libertad de expresión que ha afectado a más de 20.000 personas en toda España.

Queremos que las personas que nos visitan disfruten de nuestro país, pero no les podemos ni les queremos esconder la regresión democrátic­a. Ellos volverán a casa pero tienen que saber que pronto empezará un juicio injusto basado en unas acusacione­s sin fundamento que han sido rechazadas por la justicia alemana y belga.

Explicar a los millones de turistas la realidad política y social seguro que no disminuye el atractivo de nuestro país. La falta de derechos y la represión sí que son elementos desestabil­izadores para la economía o cualquier otro ámbito en una sociedad que se quiere moderna y democrátic­a.

Lo que pasa ahora en Catalunya afecta a España, Europa y el mundo. Porque, como dijo Martin Luther King, la injusticia en cualquier lado es una amenaza a la justicia por todas partes.

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