Hablar del tema catalán
Leo las palabras del president Torra en el acto ante la prisión de Lledoners (“El presidente quiere pasar al ataque”, Política, 18/VIII/2018): “Atacar al Estado español injusto (…) Europa nos ha dado la razón (…) El espíritu de Ripoll pone la convivencia y la solidaridad en el punto central del país”. Y es en especial esta última frase la que trae a mi memoria la conversación de mi marido con un amigo: “Este verano no nos veremos. Estamos en un momento político y vital muy diferente”. O las palabras de una amiga a la que hace más de dos años que no veo y a la que pregunté si tenía algún problema conmigo: “No. Pero estoy muy enfadada por lo que a nivel político está sucediendo”.
No soy nacionalista ni independentista. Tampoco unionista, término que se me endilga alegremente. Hasta hace un tiempo creía que podía hablar del tema catalán con mis allegados para comprender mejor su punto de vista y porque creía que éramos capaces de un análisis crítico y sereno de la realidad. Ingenua.
He aprendido que no se puede hablar. Que si quiero mantener la armonía con parte de mi familia y con muchos de mis amigos debo callar. En mi lugar de trabajo antes manteníamos acalorados e interesantes debates sobre la actualidad. Ahora, cuando coincidimos varios, las conversaciones tienen trazadas líneas rojas invisibles.
Cuando el fin justifica los medios, cuando se construye un relato para que cuadre con lo que nos interesa, cuando obviamos a tantos que conviven con nosotros y no piensan igual estamos incurriendo en la injusticia, avalando lo injustificable y causando dolor. Pensemos como pensemos. LAURA SILVANI HURTADO Barcelona