SOS de Arrels para alquilar pisos destinados a sintecho
La entidad recurre a sus socios para poder arrendar 20 viviendas al constatar que es imposible hallarlas por las vías tradicionales
El colapso del mercado de la vivienda de alquiler en Barcelona ha provocado que entidades que alojan a colectivos vulnerables no puedan ampliar su parque de pisos aunque dispongan de presupuesto para ello. Este es el caso de la Fundació Arrels, que, según indica su presidente, Ferran Busquets, lleva meses buscando sin éxito 20 apartamentos destinados a personas sin techo.
Arrels ha tenido que echar mano de la imaginación y de la complicidad de socios y colaboradores para poder dar respuesta a los indigentes que están a la espera de las llaves de su futuro hogar.
“Antes recurríamos a los canales clásicos, a las inmobiliarias, a administradores de fincas y a API que nos reservaban los pisos que iban saliendo, pero desde hace unos dos años no hay oferta, y hemos apelado a nuestros socios y a los ciudadanos con conciencia social para que nos alquilen a nosotros si tienen alguna vivienda”, explica Jordi Gironella, voluntario de Arrels.
Actualmente, Arrels gestiona 86 pisos (de alquiler o de propiedad) de entre 40 y 50 metros cuadrados por los que satisface una media de 476 euros al mes. “Tenemos capacidad económica para arrendar 20 más por el precio de entre 500 y 600 euros” al mes, subraya Busquets.
Durante la espera, las personas sin techo siguen en la calle o en alojamientos provisionales como los dos pisos Zero de Arrels, una suerte de refugios con una normativa muy laxa pensados para los ciudadanos que no se adaptan a ningún otro tipo de alojamiento.
Gironella cuenta que en Arrels están dispuestos a negociar todo tipo de condiciones con el propietario. “Ofrecemos arreglar el piso si está en malas condiciones, estamos abiertos a todo”, remarca Gironella. “El último piso que hemos alquilado, de 48 metros cuadrados, es el de un socio que tenía unos ahorros que en el banco no le rendían y adquirió un inmueble en Collblanc. Nosotros le ayudamos en el proceso de búsqueda, que se alargó unos seis meses”, añade Gironella.
Arrels prioriza los apartamentos individuales tal como marca el Housing First, el modelo ideado en Nueva York en 1992 y que se ha exportado a todo el mundo. En Nueva York el Housing First ha conseguido que más del 75% de los sintecho que siguen esta fórmula no regresen a la calle. El programa considera, tal como indica su nombre, que lo primero es el alojamiento, que de entrada no se puede pedir a alguien que ha dormido durante años al raso retos inasumibles como dejar la bebida o seguir unas reglas muy estrictas. De entrada, un techo y, eso sí, mantener buenas relaciones con
“Estamos abiertos a todo; ofrecemos arreglar los inmuebles si están en malas condiciones”
los vecinos, aceptar recibir semanalmente la visita de un trabajador social, además de pagar un porcentaje del alquiler. Y poco a poco, emprender el camino hacia la integración con la ayuda de un experto.
Pero Arrels reitera lo difícil que es encontrar un piso pequeño en el área metropolitana de Barcelona. Buscarlo más lejos, en Lleida, Girona o Tarragona, de momento no es viable, pues el personal de Arrels debe reunirse periódicamente con los beneficiarios, y la distancia se traduce en un coste demasiado elevado. Desde el sector inmobiliario replican que sí se dispone de oferta, aunque admiten que una vez un piso de estas característica se anuncia, en cuestión de horas se reserva.
El secretario de Afers Socials i Famílies, Francesc Iglesies, apunta que la Generalitat aprobó en junio invertir 250 millones de euros en dos líneas de crédito para financiar la construcción y compra de viviendas para el alquiler social. Cabe recordar que está previsto que las entidades financieras vayan sacando a la venta parte de su parque de pisos y que, según la legislación vigente, la Agència Catalana de l’Habitatge y los ayuntamientos puedan ejercer su derecho de tanteo y retracto para adquirirlas y después ofrecerlas a organizaciones del tercer sector o a promotores.