Los ayuntamientos piden medidas globales para acabar con el ‘top manta’
La Associació Catalana de Municipis (ACM) pide la implicación de todas las administraciones para combatir y erradicar el fenómeno del top manta que afecta a varias poblaciones catalanas. El presidente de la entidad, David Saldoni, se reunió ayer con la alcaldesa de Roses –uno de los municipios más castigados este verano por este fenómeno– para reclamar, entre otras medidas, cambios en el Código Penal que incluyan la reiteración delictiva de los vendedores. Actualmente la venta ambulante se considera una falta.
La alcaldesa de Roses, Montse Mindan, también pidió más coordinación judicial, porque aunque saben en qué puntos se guarda material falsificado, en varias ocasiones el juez les ha denegado la orden de entrada y registro.
La ACM considera que el top manta se ha convertido en “un verdadero dolor de cabeza” para la administración local, que no dispone de suficientes herramientas para erradicar un problema que, según la entidad municipalista, requiere un trabajo conjunto de las administraciones, la concienciación de los consumidores y la voluntad de los manteros de encontrar otra salida. En este sentido, han pedido una nueva reunión interinstitucional liderada por el Síndic de Greuges y que se apliquen las conclusiones, el calendario y los compromisos que se alcancen.
Mindan ha reconocido que las medidas adoptadas este año por el Ayuntamiento de Roses para acabar con el top manta no están teniendo los resultados deseados. El Consistorio amplió en diez agentes la plantilla de la policía local (ahora hay 40 agentes) y ha contratado a seis vigilantes privados de seguridad este verano, pero la cifra de manteros en días concretos de agosto en el paseo de Santa Margarita ha alcanzado los 400. Mindan siente que el municipio, que en verano multiplica por cinco la población y alcanza las 100.000 personas, está en “la cuerda floja” porque, aunque no se han registrado incidentes graves, la crispación se palpa. Hace unas semanas se vivió una situación tensa cuando un ciclista quería circular por el carril bici del paseo de Roses, ocupado por los manteros.
Para la ACM, el problema no se puede solucionar sólo con actuaciones policiales sino que requiere también medidas sociales que fomenten la inclusión, una política que acabe con las falsificaciones y una política de extranjería que abra la puerta a los manteros a no vivir en la marginalidad.