La Vanguardia

Arturo Vidal, el ovacionado

- Santi Nolla

El público del Camp Nou siempre ha exigido algo más que ganar. Jugar bien a fútbol. No es cierta esa división entre resultadis­tas y románticos. La regla es clara en lo básico: todo el mundo quiere ganar. Además existe un plus entre los aficionado­s blaugrana que es desarrolla­r un buen fútbol. Siempre no es posible y el público lo entiende. La gente del Barça es resultadis­ta/romántica. No enfrenta los dos conceptos. Esa división ficticia sólo se alienta por intereses de poder, no por una realidad social.

Es como ese desprecio absurdo al turista que va al estadio. Como si fuera de otra categoría. Como si que el Camp Nou se llenara de gente que no es socia fuera una afrenta. Que vayan turistas al campo es bueno. Muy bueno para la economía de la entidad y para la sociología de un club plural, siempre abierto, que ha buscado alejarse del sectarismo. Ser socio del Barça tiene un punto de pedigrí, pero no serlo y ser aficionado blaugrana es muy importante. Hasta ser turista es bueno, para la ciudad, el club y el fútbol.

Socios, aficionado­s y turistas coincidier­on en el Gamper, y también en el primer partido de Liga del Barça, en dedicar una gran ovación al nuevo fichaje Arturo Vidal, el chileno de 31 años. La gent blaugrana siempre ha tenido un aprecio especial por este tipo de jugadores. Neeskens o Luis Enrique fueron ídolos de la afición que vieron en ellos a tipos comprometi­dos, que lo dan todo. Siempre han sido amantes de los futbolista­s técnicos y mágicos desde Kubala a Messi, pasando por Rexach, Xavi o Iniesta, pero las grandes ovaciones también se

A la afición del Camp Nou le gustan los jugadores como el chileno, tipo Neeskens, y fue el más aplaudido en el Estadi

las han llevado los jugadores como Arturo Vidal.

El chileno dijo en su presentaci­ón que se dejaría la piel para defender estos colores y todo el mundo conoce su poca simpatía por el Real Madrid. Esas dos cuestiones han pesado, sin duda, a la hora del recibimien­to, pero también sus propias caracterís­ticas de jugador guerrero, luchador, comprometi­do. De aquellos que sudan la camiseta, que dejan claro que se esfuerzan en cada partido. Los culés aprecian y saben valorar eso. Por ello Arturo Vidal fue ovacionado. Transmite compromiso y fuerza.

Antes de entrar al vestuario en el primer partido de Liga hasta se hizo fotografía­s con los aficionado­s y firmó autógrafos en un acto natural que, segurament­e, ya no repetirá cuando el vestuario le llame la atención. Pero, de momento, Vidal, el último en llegar, es el más ovacionado. Después de Messi, claro. El mejor jugador del mundo está en otro nivel y la gente del Barça lo sabe.

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