La Vanguardia

El Valencia frena al Atlético con un empate en Mestalla

- CARLOS NOVO

El Valencia también tiene cosas importante­s que decir en esta Liga. El equipo de Marcelino brindó un gran partido y le sacó un empate al poderoso Atlético, que dominó en el primer tiempo, pero bajó el ritmo en el segundo, quizás porque acusó el gran esfuerzo del miércoles en Tallin, con prórroga incluida. El Valencia acabó mejor y estuvo más cerca de ganar. Wass tuvo la última ocasión a cuatro minutos de la conclusión, pero Oblak le superó en el mano a mano con una parada magnífica, una mano portentosa.

El Atlético debe dar por bueno el punto porque Mestalla será un duro escollo este curso. Casi siempre lo es. El Valencia planteó el partido de tú a tú y comenzó en plan dominador, pero enseguida se vio superado por un Atlético determinad­o a ganar y que nunca se arredró en un campo que empuja tanto a los suyos como el del Valencia. El equipo de Simeone varió muy poco del once que ganó la Supercopa hace una semana al Madrid. Filipe Luis jugó en lugar del sancionado Lucas Hernández y Ángel Correa lo hizo por Rodri, lo que desplazó a Koke al medio centro junto a Saúl.

Pese a empezar fuerte, el Valencia se vio metido atrás después de los primeros diez minutos. El Atlético era una roca, con una presión muy alta y dos delanteros muy móviles como Griezmann y Costa que sacaban a los centrales de su zona continuame­nte.

El partido fue muy trabado en el centro del campo hasta que Griezmann, a los 25 minutos, se sacó un conejo de la chistera con un pase adelantado a Correa, que encaró a Neto y le batió de remate ajustado al palo.

A partir de ponerse en ventaja el juego del Atlético se afianzó. No es que el Valencia se descompusi­era. Simplement­e no encontró argumentos futbolísti­cos para incomodar a los colchonero­s, que se manejaron cómodos con el resultado corto, algo que siempre ha caracteriz­ado a los equipos de Simeone. Pudo aumentar su ventaja antes del descanso el Atlético por medio de Diego Costa, que caracoleó bien dentro del área y su disparo se le marchó fuera por pocos centímetro­s.

La segunda parte comenzó sin cambios en ninguno de los dos equipos. Al minuto de juego el árbitro, Gil Manzano, perdonó una amarilla clara al central Garay. De haberla mostrado, era la segunda y el Valencia hubiera jugado prácticame­nte toda la segunda parte con diez. El empate llegó en un centro de Wass y una buena acción de Rodrigo, que le ganó la posición a Godín, que midió mal el salto, y fusiló a Oblak.

El 1-1 dejó un partido muy abierto, un toma y daca en el que el Valencia llevaba más peligro. Hubo cambios ofensivos por los dos lados. La ocasión más clara fue la de Wass, desbaratad­a por el siempre seguro Oblak. Aún hubo otra para Gameiro, que no pudo consumar su revancha particular. El 1-1 dejó a los dos equipos descontent­os, pero no fue injusto.

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