Los ejemplos de Pepsico
Los rigores de la canícula nos trajeron una interesante noticia en el ámbito corporativo. El barcelonés Ramón Laguarta, MBA por Esade, ha alcanzado el puesto de primer ejecutivo de Pepsico tras 22 años de trayectoria en la compañía, sustituyendo a Indra Nooyi, que con 62 deja el cargo después de 12 años de mandato. Si bien la noticia fue difundida por todos los medios, no se ha destacado suficientemente la importancia que tiene desde la perspectiva del gobierno corporativo. Me interesaría comentar dos aspectos significativos.
El primero, su relevancia en términos de ejemplaridad y emulación. Pepsico es una de las grandes compañías de gran consumo que hay en el mundo. Capitaliza más de 160.000 millones de dólares, esto es, aproximadamente la suma de Inditex y Telefónica. El nuevo cargo de Laguarta es el puesto más alto que ha alcanzado nunca un ejecutivo español en el ámbito corporativo. Basado en Nueva York, dirigirá una compañía que da empleo a 285.000 trabajadores y se halla presente en más de 200 países. Por lo demás, es una empresa icónica en la gestión de marcas y el análisis de las preferencias de los consumidores. Aparte de los directivos que han hecho carrera en ella hay muchos otros que se han formado en sus filas y dirigen ahora otras importantes empresas. Como bien señala el filósofo Javier Gomá, la ejemplaridad es un elemento esencial en la conformación de las pautas de conducta y en el ejemplo de Ramón tenemos un elemento de emulación para miles de jóvenes que inician su carrera en el ámbito de la gestión empresarial.
Pero aun más que lo anterior, me interesa destacar el ejemplo de Indra Nooyi. Tenemos la costumbre de felicitar a
Indra Nooyi (62 años) ha organizado su sucesión a una edad que a otros no parece pasárseles por la cabeza
quien alcanza un cargo de importancia, pero creo que la auténtica laudatio debe llegar cuando concluye con éxito un mandato. La todavía presidenta de Pepsico (ha anunciado que mantiene la presidencia del consejo hasta principios del 2019 para facilitar la transición) deja una estela difícil de emular. India y mujer, alcanzó la cúpula de la multinacional para impulsar una estrategia centrada en la asunción plena de la responsabilidad social corporativa. Ello sin dejar de lado la atención hacia la eficiencia y el retorno para el accionista. Y sin olvidar que dirigir una empresa de estas dimensiones también requiere ejercicio del poder en los términos más crudos. Su batalla contra los fondos activistas que pretendían la escisión de la división de snacks y su fusión con Mondelez se ha convertido en un caso paradigmático para analizar las modernas tendencias del gobierno corporativo. Y una última lección de la que los directivos de nuestra gran empresa deberían tomar buena nota. Ha organizado de forma ejemplar su sucesión a una edad que a otros ni parece pasárseles por la cabeza.