La Vanguardia

En el discreto Al-Tauba

La comunidad islámica de Cornellà teme sentirse señalada

- DAVID GUERRERO

Cuando el imán inicia la oración del mediodía, los que remolonean en la puerta de la mezquita de Cornellà se descalzan y entran a toda prisa. Todos hablan de Abdelouaha­b Taib, pero nadie dice conocerlo personalme­nte. Aseguran que no era uno de los habituales de este lugar.

“Los que venimos normalment­e nos conocemos todos, y yo a él no lo había visto nunca”, dice un hombre acompañado de su hijo adolescent­e. “Nadie de nosotros haría algo así”, apunta otro justo antes de dirigirse hacia la espaciosa sala en la que se reúnen algo más de un centenar de personas en dirección a La Meca. Esa misma dirección toman cuando acaba el rezo, hacia el barrio de Sant Ildefons, donde reside gran parte de la comunidad.

“Es un acto que no tiene cabida en el islam, lo rechazamos y lo condenamos”, dice Samir Barmose, portavoz del centro cultural islámico Al-Tauba. Se muestra preocupado por las consecuenc­ias sociales que puedan tener los hechos sucedidos en la comisaría de los Mossos d’Esquadra, situada a menos de cinco minutos de la mezquita.

Ellos siempre han buscado la discreción para evitar problemas y ahora tienen miedo de sentirse señalados, como lo temieron los días posteriore­s a los ataques terrorista­s de hace un año en la Rambla y Cambrils. Entonces, igual que centenares de vecinos, asistieron al minuto de silencio realizado frente al Ayuntamien­to de Cornellà.

El centro de culto inaugurado hace dos años pasa desapercib­ido entre almacenes y oficinas de un polígono industrial. No hay minarete precisamen­te por eso, y la espectacul­ar cúpula que llena de luz el interior queda camuflada.

Desde el primer día han tenido cámaras de seguridad cubriendo todos los flancos por si recibían algún ataque racista. Esas imágenes ya están en manos de la policía y servirán esta vez para comprobar si Abdelouaha­b estuvo rezando el día anterior al ataque.

“Todo esto malmete la imagen del islam y de los musulmanes, pero nosotros somos gente de paz”, remarca Samir, un treintañer­o licenciado en Derecho que es la viva demostraci­ón de que el ascensor social –que ahora necesita pasar alguna revisión– hubo un tiempo en el que funcionó. Su generación consiguió estudiar en la universida­d a base del sudor y el esfuerzo de sus padres, igual que unos años antes lo habían conseguido los hijos de los inmigrante­s andaluces y extremeños del mismo barrio.

La mezquita, además de lugar de oración, es la sede del centro cultural islámico Al-Tauba. En las plantas superiores se dan clases de árabe y castellano a lo largo del curso.

“Nosotros somos gente de paz”, remarca Samir, un licenciado en Derecho que creció en este barrio

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain