El observador de los cambios sociales
VICENTE VERDÚ (1942-2018) Ensayista, pintor y periodista
El escritor y periodista ilicitano Vicente Verdú falleció ayer en Madrid a los 75 años a causa de una larga enfermedad. Fue un ensayista prolífico, con más de treinta títulos publicados, que se caracterizó por su capacidad de análisis de las tendencias sociales y sus transformaciones, así como por su visión global y su postura crítica con el capitalismo. En su última obra publicada, los aforismos de Tazas de caldo (Anagrama), la muerte es uno de los temas presentes, con frases como “principalmente, no se trata de que queramos vivir más sino de que necesitamos vivir más. Los insectos o las plantas tienen bastante, pero se ha calculado mal para los seres humanos”. Antes, en febrero, había publicado el poemario La muerte, el amor y la menta, donde escribe: “La mayor libertad se obtiene / cuando desaparece el deseo de agradar”.
Pero tal vez su obra más importante sea El planeta americano, premio Anagrama de ensayo 1996, donde denuncia el nuevo peligro colonizador que viene de Estados Unidos, un país ultracompetitivo “y con una idea de lo espectacular cercana a la valenciana” cuya cultura, decía, invade totalmente nuestras formas de vida, no sólo en cuestiones como la vestimenta, la música, el cine o la comida, sino en el modelo de relaciones sociales, el culto al dinero, la competitividad, la reducción de costes sociales, el individualismo o el sistema de centros comerciales. En 1998 publicó otro libro importante, China superstar, donde analiza las consecuencias de la globalización en este país asiático de cultura milenaria que, en sus viajes, descubrió sorprendentemente parecido a EE.UU. Otros de sus títulos son el poemario Si usted no hace regalos, le asesinarán (1971) –del que Manuel Vázquez Montalbán dijo que “pone en anuncios todas las mediocridades por la que usted se deja vivir y matar”–; El fútbol, mitos, ritos y símbolos (1981), sobre una de sus grandes aficiones; Días sin fumar (1988), crónica de cómo abandonó el tabaco en tres meses; Señoras y señores, una reflexión sobre las contradicciones de los cincuentones que ganó el premio Espasa de ensayo; El estilo del mundo (2003), análisis de lo que llamó “capitalismo de ficción”, un sistema creador de virtualidades, ya no de bienes, o El capitalismo funeral (2009), su visión de la crisis económica, que deseaba una catarsis depuradora.
Solía explicar que decidió hacerse escritor gracias a un profesor que tuvo en el Preu y que creyó que sus trabajos de redacción eran copiados. Al ver que aquel joven lo negaba, le espetó: “¡O están copiados o usted no debe hacer otra cosa que ser escritor!”. Doctor en Sociología por la Universidad de la Sorbona, era colaborador del diario El País ,al que se vinculó en 1982 y donde dirigió las secciones de Opinión y Cultura, además de ejercer de reportero, entrevistador y columnista. Obtuvo varios premios de periodismo, como el Miguel Delibes, el Julio Camba, el González Ruano o el José María Pemán, y era miembro de la Fundación Nieman para el Periodismo de la Universidad de Harvard. También escribió en revistas como Cuadernos para el Diálogo o La Gaceta Ilustrada. Estuvo casado con Alejandra Ferrándiz, con la que tuvo tres hijos y de la que enviudó en el 2003. Escribieron juntos Noviazgo
En 1996 ganó el premio Anagrama de ensayo con ‘El planeta americano’, tal vez su obra más importante
y matrimonio en la burguesía española (1974), libro del que escribió una segunda parte en el 2004.
Melómano y deportista, en los últimos años se dedicó a la poesía y a la pintura. En la última entrada de su blog, un día antes de morir, dejó la imagen de uno de sus cuadros, con cartones y tintas y pinturas de formas geométricas en tonos azules, verdes y rojos. Como dejó escrito en su último libro, “ser un moribundo libera de la obligación de acudir a las fiestas más concurridas”.