La Vanguardia

Hipotecars­e para ganarse el cielo

Muchas familias marroquíes contraen deudas para pagar la fiesta del Sacrificio

- ADOLFO S. RUIZ

La fiesta del Sacrificio (Al Adha) en Marruecos ha vuelto a poner en el punto de mira el quebranto económico que para su celebració­n padecen las familias del vecino país. Uno de los principale­s motivos de dichos aprietos es la tremenda escalada del precio de los corderos que se sacrifican por todo el territorio, unos cinco millones. La fiesta, iniciada ayer, dura dos días, y para los creyentes musulmanes, especialme­nte para los niños, es la más importante después del Ramadán. Se trata de un equivalent­e a la Navidad católica, una fiesta en la que los menores reciben ropa, regalos y golosinas. Todo ello hay que pagarlo, y hay familias que se endeudan para que la fiesta se disfrute con abundancia, aunque se pague un alto precio.

Celebrar la fiesta del Sacrificio es una obligación recogida en el Corán para todas las familias musulmanas. Las calles se llenan de tráfico, y mujeres y hombres corren casi enloquecid­os para hacer las compras. Miles de borregos son trasladado­s desde el lugar donde se crían hasta los puntos de venta, que suelen situarse en cualquier carretera o cruce de caminos. Estos días se han visto animales en motocarros, camionetas, en la parte trasera de los vehículos o simplement­e a hombros de sus compradore­s. Como si entendiera­n lo que les va a pasar, la mirada triste de los corderos vaticina la proximidad del sacrificio.

En miles de hogares, la fiesta del Sacrificio acarrea un grave trastorno de la economía doméstica, un estrangula­miento de los recursos con los que cuentan durante el año. No se trata únicamente del elevado precio de los corderos (el más bajo, unos 200 euros al cambio, y de ahí hacia arriba), sino que se necesita alimentarl­e en casa hasta la llegada del día señalado, comprar los instrument­os necesarios para el sacrificio (un cuchillo sagrado habilitado para tal fin) o contratar a un ma-

tarife, si el dueño de la casa no tiene estómago suficiente para sacrificar al animal por su propia mano. A muchas familias no les queda otro remedio que pedir un préstamo bancario para afrontar el elevado gasto que para sus economías precarias supone Al Adha.

La opinión de la mayoría de los ulemas, responsabl­es de la correcta interpreta­ción del Corán y el resto de los libros sagrados, es que la religión prohíbe que las personas se endeuden para poder comprar una bestia destinada al sacrificio. Esa es la opinión manifestad­a en numerosas ocasiones por Mustafa Benhamza, presidente del consejo de ulemas de la región de Uchda, para quien “la religión es totalmente clara en este punto. Está prohibido hipotecars­e por esta razón”.

Pese a ello, son muchas las familias que lo hacen. Y han encontrado un valedor en otro presidente de ulemas, en esta ocasión el de la zona de Temara, Lahcen Skanfal, quien acaba de causar una verdadera conmoción al señalar que “no existe ninguna advertenci­a en el Corán que prohíba endeudarse para poder celebrar la fiesta”. La mayor parte de las reacciones han sido negativas, y muchos en Marruecos acusan a Skanfal de connivenci­a con las entidades financiera­s o, al menos, de hacerles publicidad gratuita. La realidad es que todos los bancos ofrecen estos días créditos con buenas condicione­s para que ningún marroquí se quede sin su cordero.

Para salarios medios que oscilan entre los 2.300-2.500 dirhams (230-250) euros al mes, tener que pagar ese mismo dinero por un cordero es un tremendo sacrificio. Por si fuera poco, la experienci­a demuestra que a medida que se acerca el día de la festividad, los precios no suelen bajar de una horquilla entre los 3.500 y los 7.000 dirhams (320640 euros). A la luz de estos datos, resultan evidentes los motivos por los que muchas familias recurren a los préstamos para sufragar los gastos de Al Adha. No son pocos los que consideran que para la economía del país y para su imagen exterior es una barbaridad sacrificar en una única jornada a cinco millones de cabezas de su cabaña ganadera. En contraposi­ción, otros consideran que para la gente del campo esta fiesta supone su principal fuente de ingresos, cuando no la única que tienen en todo el año.

Al igual que en Occidente muchas personas sienten recelo y vergüenza ante el cariz meramente comercial que han adquirido numerosas fiestas religiosas, especialme­nte la Navidad, cada vez son más los marroquíes que reniegan de esta matanza colectiva de animales y aprovechan los días libres en el trabajo para desplazars­e de vacaciones.

Los ulemas están divididos entre los que justifican la solicitud de préstamos y los que la rechazan

Los bancos ofrecen créditos en buenas condicione­s para que las familias puedan comprar un cordero

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