“Investigar en los restos del pasado es fascinante”
Necesitaba un 5 para matricularse en Arqueología, su verdadera pasión. Pero Sofía Pejoan, de 17 años, jugó a desafiarse. “Pensé, ¿hasta dónde puedo llegar?”. Así que esta buena alumna de Jesuïtes de Bellvitge se puso a estudiar para los exámenes con la ilusión de obtener una calificación suficientemente
alta para su orgullo, pero cuando se publicaron las notas se sorprendió del resultado. “No me esperaba un 13,10”. En todo caso, siempre afrontó sus estudios con responsabilidad. Por eso, cuando decía que quería ser arqueóloga, su entorno le desanimaba. “No lo hagas, no te servirá de nada. ¿de qué vas a trabajar?”, le decían personas de su entorno, incluido algún profesor que esperaba encarrilarla por una camino más fácil y prometedor. “Mis padres me dijeron que no importaba lo que los demás piensen que tenía que seguir mi vocación”. Fue en un viaje a Roma, a los seis años, extasiada ante el foro romano, que descubrió el misterio que
encierran las piedras. Luego se apuntó a campos de trabajo y yacimientos con la UB. “Todo lo que somos tiene que ver con lo que la especie humana ha hecho en el pasado, investigar esto es fascinante”. Se imagina trabajando en yacimientos como el de Atapuerca, clasificando restos o en un laboratorio relacionando los fragmentos. Tiene pendiente la visita al parque arqueológico burgalés y a los monumentos megalíticos de Stonehenge, en Inglaterra. Cuando curse tercero tiene previsto empezar Restauración de Bienes Arqueológicos. “Entre una cosa y otra espero encontrar trabajo sea en una excavación o un museo. ¡Quién sabe!”