Ganas de revancha por los dos Mundiales sub-17
La final de mañana del Mundial sub-20 femenino no supondrá la primera vez que se enfrenten España y Japón en una final. Pese su juventud, ambas selecciones son viejas conocidas. Se han cruzado en más de una ocasión en la lucha por puestos de honor. De hecho, las niponas son la bestia negra de la generación de españolas que dirige Pedro López. En los dos últimos Mundiales sub-17 Japón ha dejado a la roja con la miel en los labios.
Aitana Bonmatí, que no podrá jugar el gran partido por expulsión, fue la primera en acordarse de las cuentas pendientes: “Merecemos este título, es una cita histórica y hay ganas de revancha con Japón por aquella final sub-17”. Se refiere a lo sucedido el 4 de abril del 2014 en San José (Costa Rica). España se tuvo que conformar con el subcampeonato por los goles de Nishida y Kono. De aquella final repiten Patri Guijarro, Carmen Menayo, Maite Oroz y Aitana, que se volverán a ver las caras con Nagano, Endo, Minami, Sato y la goleadora Kono.
Pero dos años después hubo una segunda parte. De nuevo en el Mundial femenino sub-17 que en el 2016 se diputó en Jordania. España y Japón se cruzaron antes, en las semifinales, por un puesto en el partido decisivo. Y de nuevo España tuvo que saborear la derrota. El resultado del 17 de octubre del 2016 aún fue más claro: 3-0. Hasta doce de las 21 convocadas están ahora en Vannes, sede de la final de mañana. Son las porteras Cata Coll y Noelia Ramos, además de Clàudia Pina, Candela Andújar, Eva Navarro, Berta Pujadas, Laia Alexandri, Silvia Rubio, Paula Fernández, Damaris Egurrola, Lucía Rodríguez y la lesionada Ona Batlle. En la selección oriental son diez las que han subido, entre ellas: Takahashi, autora de un doblete, Ueki, que en Francia lleva 5 goles –uno menos que Patri Guijarro– y Endo y Fuka Nagano, verdugos ya dos años antes. Eso sí, antes de regresar a casa, el regusto amargo cambió de paladar ya que España acabó tercera y Japón hincó la rodilla en la final ante Corea del Norte.
Ahora en Francia, a la tercera, España quiere cambiar la historia. Como en la fase de grupos, cuando un gol de Menayo doblegó al fin a Japón para demostrar que los tiempos han cambiado.