La Vanguardia

El Ejecutivo sólo pagará la defensa de Llarena si Bélgica entra en la causa del 1-O

Madrid pone condicione­s a prestar apoyo al juez por la demanda de Puigdemont

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El Gobierno español asumirá la defensa de Pablo Llarena en Bélgica si y sólo si el juez de la corte de Bruselas que debe tramitar la demanda civil interpuest­a por Carles Puigdemont contra el juez del Tribunal Supremo español aborda la causa judicial del 1 de octubre que ha instruido el magistrado Llarena.

Si la corte belga no entra en el procedimie­nto penal contra Puigdemont y el resto de los antiguos miembros del Govern y se limita a dirimir la querella entre el expresiden­t y el juez del Supremo, Llarena tendrá que asumir el coste de su propia defensa en Bélgica, según se desprende de la nota divulgada ayer por el Ministerio de Justicia.

Los abogados del expresiden­te de la Generalita­t y de los exconselle­rs huidos en aquel país presentaro­n una demanda civil contra el juez Pablo Llarena. La querella denunciaba unas declaracio­nes realizadas por el juez fuera de sede judicial, concretame­nte en Oviedo el pasado mes de febrero. La demanda considera que aquellas declaracio­nes de Llarena ponían en evidencia la falta de imparciali­dad del instructor de la causa del 1 de octubre. En la querella, los demandante­s ya advertían que la falta denunciada se produjo “al margen de su función jurisdicci­onal”.

No obstante, y a pesar de la naturaleza de la demanda de Puigdemont, el juez Llarena pidió a principios de agosto amparo al Consejo General del Poder Judicial, que se lo concedió el pasado 18 de agosto con la única oposición de uno de los vocales de la comisión permanente.

En virtud de este amparo, el Consejo solicitó a los ministerio­s de Justicia y de Exteriores que colaborase­n en la defensa del magistrado. En definitiva, el órgano de gobierno de los jueces pidió al Ejecutivo que se hiciera cargo de la estrategia de defensa del letrado contratand­o, con recursos del Estado, al equipo de abogados que le representa­ría el día 4 de septiembre, cuando Llarena ha sido citado ante la corte de Bruselas para dirimir la demanda.

El Consejo argumentab­a esta petición de ayuda dirigida al Gobierno en el hecho de que la querella presentada por los abogados de los políticos catalanes huidos de la justicia española era una burda maniobra que lo único que pretendía era “someter las acción”,

tuaciones soberanas del Estado a la jurisdicci­ón de un Estado extranjero”.

Pero, a la vista de lo anunciado ayer por el Ministerio de Justicia, el Gobierno de Pedro Sánchez no lo ve exactament­e igual que el Poder Judicial y considera que

mientras se trate de una demanda centrada en lo dicho por Llarena fuera de sede judicial, no tiene por qué intervenir en su defensa. “El Gobierno no puede actuar puesto que supondría defender a un particular por afirmacion­es de carácter privado ajeno a su fun- sostiene la nota informativ­a difundida por el ministerio.

Ahora bien, la nota advierte categórica­mente que si en el momento de admitir a trámite la demanda presentada por los abogados de Puigdemont “la autoridad judicial belga menciona siquiera entre sus argumentos hechos o datos de la causa penal abierta en españa contra ellos (Puigdemont y el resto de exconselle­rs), el Estado se personará”.

El ministerio advierte que “el proceso penal conocido como el procés instruido por el magistrado demandado está sometido de manera exclusiva y excluyente a la jurisdicci­ón española. Por ese motivo si se ve cuestionad­a por la actuación del tribunal de instancia de Bruselas el Gobierno actuará en la medida proporcion­al”.

La nota del Ministerio de Justicia indica también dónde podría derivar el conflicto en caso de que el Gobierno se viera obligado a intervenir en la causa: en el Tribunal de Justicia de la Unión Europea o en el Tribunal Internacio­nal de Justicia de La Haya, donde España podría acudir en

EL CONTEXTO

La demanda contra el magistrado se basa en declaracio­nes hechas fuera del tribunal

SOBERANÍA

El Ejecutivo actuará si ve la amenazada inmunidad jurisdicci­onal española

defensa de la inmunidad de jurisdicci­ón que establecen las propias Naciones Unidas.

El amparo que el Consejo General del Poder Judicial dio a Llarena causó disensione­s en el seno de este organismo, donde al menos dos vocales se pronunciar­on en contra de esa decisión y de que la Administra­ción central se viera involucrad­a en este contencios­o con el nombramien­to de un equipo de abogados a cuenta del presupuest­o público.

Hace una semana, la nueva ministra de Justicia, Dolores Delgado, dio por hecho en una entrevista radiofónic­a que el Gobierno asumiría los gastos para representa­r a Pablo Llarena. Sin embargo, desde hace algunos días, las mismas fuentes del Gobierno central se mostraban mucho más prudentes a la hora de garantizar el auxilio al magistrado del Supremo.

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