El EI reivindica un doble crimen de índole familiar en la periferia de París
Un individuo asesina a cuchilladas a su madre y su hermana por una herencia
Hacia las 9.30 horas de la mañana de ayer, en una calle de Trappes (29.817 habitantes, en el distrito de Versalles, a unos 30 kilómetros de París), Kamel Salhi, 35 años, mató a cuchilladas a su madre y a su hermana e hirió a otra mujer, posiblemente miembro también de su familia. Luego se refugió en una casa de la calle Camille Claudel, propiedad de su madre, rápidamente cercada por efectivos del Raid (los servicios especiales de la Policía Nacional), en alerta permanente a causa de la amenaza terrorista.
El asesino, armado de su cuchillo y al grito ya tradicional de “Alá es el más grande”, habría intentado atacar al contingente antiterrorista. Pero fue muerto (“neutralizado”, en el idioma oficial) por un comando de la policía.
Si lo típico es que el criminal, aún cogido con las manos en la masa, se declare inocente, para el Estado Islámico, al contrario, todo asesinato es susceptible de una rápida reivindicación. El grupo terrorista se valió, como hace habitualmente, de la agencia Amaq para identificar a Salhi como uno de sus soldados.
Es cierto que Salhi estaba fichado como radical, y por “apología del terrorismo”; es verdad también que comparte ese tipo de ficha con decenas de miles de jóvenes del extrarradio de París en un fichero que por otra parte ha sido denunciado en numerosas ocasiones por su escasa utilidad práctica.
En francés se dice que lo exagerado es insignificante. Con un fichero de radicalismo religioso, creado en marzo del 2015 y que ya incluye a más de doce mil habitantes de Francia y otro, el que lleva la letra S (por Seguridad del Estado, rama del Fichero de Personas Buscadas), limitado al radicalismo político y con más de 25.000 encartados, la suma de datos se traduce en nada.
De hecho, la S califica por igual a quien planifica un atentado, al militante antinuclear e incluso a hooligans futboleros. A finales del 2017, los S sospechosos de “proximidad con las ideas o los actos del islamismo terrorista” eran 9.700. Y aún, los S están subdivididos en 16 niveles de peligrosidad, una escala en la que el 1 es alarma total.
Y no es menos cierto que, a pesar de la reivindicación del Estado Islámico, tan oportunista como la que difundió a propósito de la matanza de Las Vegas del 1 de octubre pasado, el ministro francés del Interior, Gérard Collomb, se negó a calificar los hechos de atentado terrorista. Prefirió referirse a los “graves antecedentes psiquiátricos” del asesino. Tampoco la Fiscalía de París, que investiga el caso bajo la dirección del catalán François Molins, el rostro de las noticias sobre el terrorismo, porque suya es siempre la información oficial definitiva, decía seguir una pista de signo terrorista.
Justamente, la periodista de Le Monde y coautora de La Communauté (ver recuadro) Ariane Chemin explicaba ayer que sus contactos en Trappes le habían confirmado que Salhi era conocido en la ciudad, pero no como terrorista.
De hecho, su ficha S sería reciente, fechada en junio y por apología del terrorismo, un cargo para el que basta consultar un sitio afín al Estado Islámico. En cambio, eran conocidas en el barrio sus disputas familiares a propósito, supuestamente, de la herencia del padre. El asesino había llegado a demandar por ello a su madre.
Estos datos no han impedido que Marine Le Pen, presidenta del ultraderechista Reagrupamiento Nacional (hasta junio pasado, el Frente Nacional), que obtuvo el 33,9% de los votos en la segunda vuelta de las últimas elecciones presidenciales francesas, reaccionara con su habitual celeridad.
“Trappes –arengó– es un símbolo de aquellas localidades y barrios en los que la República Francesa ha dado un paso atrás para dejar la plaza libre al comunitarismo y al islamismo”. Y llamaba a “la reconquista de esos territorios perdidos, uno por uno y sin la más mínima flaqueza”, para saldar “la deuda que tenemos con las víctimas”.
Agentes de la policía matan al agresor al abalanzarse sobre ellos armado al grito de “Alá es el más grande”