El 3% de las bajas laborales se debe a enfermedades causadas por el tabaco
A pesar de que se fuma menos, en Catalunya el efecto laboral sigue creciendo
Fumar influye en la productividad. Tres de cada 100 bajas por enfermedad no profesional que se han registrado en Catalunya entre el 2007 y el 2016 son atribuibles al tabaco. Son trabajadores que piden la baja durante más de cinco días por dolencias respiratorias, cardiovasculares y por tumores directamente relacionados con este consumo.
“Los datos son muy sólidos porque el estudio revisa los motivos de más de tres millones de episodios de incapacidad temporal, excluyendo enfermedad profesional, que supusieron 237 millones de días”, apunta uno de los autores del estudio, Josep Maria Suelves, responsable de prevención
La productividad se ve afectada por fumar: el riesgo de incapacidad temporal es un 30% mayor
y control del tabaquismo en la Agència de Salut Pública. La investigación, que se ha publicado en la Revista Española de Salud Pública, se ha llevado a cabo por expertos de Salut Pública y del Institut Català d’Avaluacions Mèdiques (ICAM).
A pesar de que poco a poco el número de fumadores va descendiendo (desde hace 20 años entre los hombres, que partían de una cifra mucho más alta; desde hace 10 entre las mujeres), la proporción de bajas temporales atribuibles directamente al tabaco sigue una tendencia ascendente. El motivo, “que fumar pasa factura al cabo de los años”, apunta Suelves.
Aunque el estudio no podía tener en cuenta si quienes enfermaban por dolencias del tabaco eran o no fumadores, los investigadores han utilizado las cifras de otros trabajos para comparar el riesgo de baja de un fumador y de un no fumador. Y lo calculan en un 30% mayor. El análisis se refiere a personas entre los 35 y los 65 años, lo que deja fuera a los jóvenes, en quienes las secuelas de ser fumador aún no se habrían manifestado en el curso laboral.
En el volumen de bajas y en las enfermedades más frecuentes que se presentan, la situación es diferente entre hombres y mujeres. Ellos enferman más (3,9% del total de episodios y un 5,5% de días de todos los de baja), mientras en ellas es el 2,3% de bajas y el 1,5% de días. Las enfermedades respiratorias fueron para todos las más diagnosticadas, después las cardiovasculares y por último las neoplásicas. Pero en número de días de enfermedad, para los hombres las peores fueron las cardiovasculares y después los tumores, algo que no pasaba en las mujeres. “Las diferencias probablemente tienen que ver con la antigüedad en el consumo”, señala Josep Maria Suelves.
La tendencia ascendente observada, que tiene su pico en el 2013, podría empezar a descender cuando la cifra de exfumadores tenga más peso. “Dejar el tabaco tiene un impacto rápido en la salud cardiovascular. No así en el cáncer”, recuerda el experto.
En Catalunya fumaba en 1990 casi el 34% de la población. En las encuestas del 2017 la cifra bajaba diez puntos: el 24%, más entre los hombres (29,7%) que entre las mujeres (18,5%), que se habían incorporado al consumo más tarde aunque han empezado a dejarlo también después.
Pero lo cierto es que hay un millón y medio de adultos fumando habitualmente y que la mitad de ellos probablemente morirá prematuramente por una enfermedad vinculada al tabaco.