Dos maneras de crecer
Es Eivissa el modelo de éxito que debe tomar como referencia? El debate no es trivial. Las Pitiüses, con su marca internacional, muestran un crecimiento económico que supera, la Menorca reserva de la biosfera. ¿Podemos, a partir de las tasas de crecimiento del PIB, inferir sobre lo que representa en el bienestar de los isleños? Hacer análisis desde tasas de crecimiento absolutas no ofrece nunca una señal inequívoca: si la población aumenta a una tasa superior, el cociente relativo bajará. Pero incluso considerando este mejor índice, el incremento económico incesante no diagnostica bien lo que conviene a una sociedad. ¿Es deseable crecer para siempre sobre años anteriores que ya fueron extraordinarios? ¿Es necesario hacerlo a tasas más elevadas que en años precedentes? ¿No sería mejor elevar el nivel de la demanda que ya se acoge y no alcanzar más? ¿Hacer más a peor, bajando precio, tiene sentido?
El crecimiento en las islas no permite una política extrapolable sin contar con los recursos naturales existentes y la sostenibilidad medioambiental. Aumentar renta a través de liquidar patrimonio, triturando territorio de manera irreversible y agotando recursos no renovables, no parece una buena receta. Hacerlo con rentas irregulares tampoco parece sensato. El modelo económico con el que la sociedad se desarrolla también importa: la renta media no hace justicia a las desigualdades internas, ni a la erosión del capital humano ni a la fragilidad de redes sociales hechas con escaso compromiso comunitario, trabajadores temporeros, gente de paso para los que la reputación cuenta poco. Al contrario, la renta per cápita debe medirse en términos de poder adquisitivo, en términos reales: acceso a la vivienda, precios relativos... Y finalmente,
Eivissa ha crecido mucho más que Menorca, pero hay que ver cuál ha sido el precio pagado por sus habitantes
como todos sabemos, entre el PIB y el bienestar social puede haber un abismo.
Antes, por lo tanto, de considerar el éxito o no de un modelo para hacer cambios, los isleños se lo tienen que pensar dos veces. Por eso estaría bien que el INE abandonara aproximaciones provinciales para acercarse a la realidad insular. Que sus estimaciones dejen de utilizar el número de turistas como factor explicativo del crecimiento, alimentando así el bucle de más turistas igual a más PIB. Y sería exigible que los gobiernos del Estado mostraran solidaridad en la financiación autonómica hacia quien solidariamente pone su patrimonio a disposición de esta gran fábrica de creación de empleo peninsular y generación de divisas que es para la economía española el turismo en las islas, pero que a la vez tantos daños colaterales genera.
Nota: El lector encontrará un librito con más detalle de los argumentos en Menorca i Eivissa. Dues illes, dos relats històrics i econòmics. Edicions Documenta Balear, 2018. G. Lopez Casasnovas y M. A. Casasnovas. Prólogo de Albert Carreras y epílogo de Miquel Puig.