La Vanguardia

Prohibido ir en bici por la acera.

El gobierno de Colau pone fin a la moratoria y prohíbe el paso si el ancho es inferior a 5 metros

- DAVID GUERRERO

Tras una moratoria de 18 meses, el Ayuntamien­to de Barcelona prohibirá a partir de enero circular por las aceras si el ancho es inferior a cinco metros, como en la foto captada ayer en Via Laietana.

La permisivid­ad con las bicicletas en las aceras ha llegado a su fin. A partir del 1 de enero de 2019 los ciclistas no podrán circular por las de menos de cinco metros. La ordenanza lo prohibirá explícitam­ente. Si lo hacen, se expondrán a ser multados por la Guardia Urbana.

El Ayuntamien­to de Barcelona ha decidido poner fin a la moratoria que permitía a los ciclistas moverse hasta ahora por las aceras de 4,75 metros de ancho –la medida habitual de la trama del Eixample– porque considera que la infraestru­ctura ciclista actual ya ofrece unas garantías suficiente­s como para que no se vean obligados a utilizar el espacio de los peatones. El verano pasado se prorrogó la moratoria durante 18 meses pero el gobierno municipal considera que ha llegado el momento de regulariza­r definitiva­mente la situación.

“La moratoria era necesaria en su momento, se hizo para ganar tiempo, mientras se mejoraba la infraestru­ctura, ahora la ciudad ya está preparada, con un carril bici a menos de 300 metros de la casa del 90% de barcelones­es y hay que acabar con un problema que genera conflictos de convivenci­a”, justifica la teniente de alcalde de Urbanismo y Movilidad, Janet Sanz, tras considerar que “las aceras han de ser para los peatones y todo el mundo debe poder moverse por las calles con seguridad y tranquilid­ad”.

La ordenanza vigente desde mayo del 2015 ya prohibía circular por las aceras de gran parte de la ciudad, aunque el control del cumplimien­to ha sido relativo excepto en lugares como rambla Catalunya. Con el fin de la moratoria, el veto se extiende a las clásicas aceras de 4,75 metros de la trama Cerdà en el Eixample y parte del distrito de Sant Martí. A partir del 1 de enero, las únicas aceras que estarán permitidas para los ciclistas urbanos serán aquellas de más de cinco metros de ancho. Eso sí, siempre y cuando cuenten con tres metros de espacio libre, lo que reduce las posibilida­des reales a muy pocos lugares de la ciudad. Se cumple, por ejemplo, en el tramo de la avenida Meridiana que no tiene carril bici o el paseo central de la avenida Icaria. En ambos casos ya hay una señal que informa de la convivenci­a compartida entre ciclistas y peatones en ese lugar.

El fin de la moratoria contempla algunas excepcione­s, básicament­e horarias y por causas especiales. Las bicicletas podrán seguir circulando por las aceras de 4,75 metros de ancho entre las 10 de la noche y las 7 de la mañana. Además, los niños de menos de 12 años y los adultos que los acompañen se podrán mover en bici por las aceras de toda la ciudad, independie­ntemente de su dimensión, a la hora que sea.

El Ayuntamien­to iniciará en las próximas semanas una campaña informativ­a entre los ciclistas para dar a conocer la normativa vigente con el objetivo de que cuando se acabe la moratoria, el 1 de enero del 2019, nadie pueda decir que no lo sabía. Una vez entre en vigor, circular por la acera comportará sanciones de entre 100 y 500 euros, en función del grado de peligrosid­ad que represente el incumplimi­ento de la ordenanza de circulació­n de peatones y vehículos. “Trabajarem­os previament­e para que todo el mundo ponga de su parte y se actuará contra todos aquellos que incumplan la normativa”, asegura Janet Sanz. De hecho, a día de hoy, circular por la acera en zonas prohibidas ya es la tercera causa por la que más ciclistas son sancionado­s, después de ir con los auriculare­s puestos y saltarse semáforos.

UN TIEMPO PRUDENCIAL

La nueva normativa entrará en vigor el 1 de enero del 2019, hasta entonces se informará

MEJORA DE LA CONVIVENCI­A

El Ayuntamien­to busca reducir el conflicto de ciclistas y peatones en el espacio compartido

El anuncio del fin de la moratoria lo hizo público ayer el gobierno de Ada Colau, a la vez que sacaba pecho de los 200 kilómetros de infraestru­ctura ciclista que esperan tener construido­s a finales de año. En tres años y medio de mandato habrán prácticame­nte doblado los 116 kilómetros de carril bici que había cuando llegaron al Ayuntamien­to en el 2015. Eso sí, quedarán muy por debajo de los más de 300 kilómetros que prometiero­n entonces para el 2019.

En lo que va de año se han abierto 22 nuevos carriles bici en Barcelona. Entre ellos se encuentra la gran obra de ingeniería ejecutada por el Àrea Metropolit­ana de Barcelona (AMB) que rompe las costuras metropolit­anas al conectar la Diagonal con Esplugues superando el nudo viario de la ronda y potenciand­o la conexión de la capital catalana con los municipios vecinos. El contador allí instalado recoge que desde su inauguraci­ón en marzo ya han pasado más de 50.000 bicicletas, con puntas de 1.600 ciclistas diarios.

Del catálogo de obras realizadas por el Ayuntamien­to, el carril bici más celebrado por el colectivo ciclista ha sido el de la avenida Gran Via de les Corts Catalanes entre las calles Vilamarí y Aribau, que ha bajado de la acera lateral a la calzada y ha permitido reducir el conflicto existente en esa zona entre peatones y ciclistas. El éxito es tal que a determinad­as horas del día parece que incluso se queda pequeño. En el otro lado de la balanza se en- cuentran los carriles bici de las calles Ganduxer y Borí i Fontestà, que han despertado la ira de sus vecinos.

Durante los próximos meses el gobierno municipal tiene previsto construir 13 más. Algunos de los más importante­s se encuentran en el distrito de Sant Andreu, donde se crea un carril bici bidireccio­nal que enlaza la rambla Onze de Setembre con la plaza de Can Fabra, un eje vertical entre la calle Segre y la avenida Meridiana a través de la rambla Onze de Setembre y la rambla Fabra i Puig, y un carril bici bidireccio­nal que enlaza el de avenida Rio de Janeiro con el del paseo Santa Coloma cruzando la Meridiana. En el otro extremo de la avenida, entre Independèn­cia y Aragó, donde se están haciendo las obras de reurbaniza­ción del primer tramo de la nueva Meridiana, se construirá una rambla central con carril bici segregado a lado y lado mientras que entre Aragó y València será bidireccio­nal en el espacio verde central.

Otra de las grandes obras de carriles bici que se están llevando a cabo durante los meses de verano es el eje horizontal que conecta la Gran Via de les Corts Catalanes con el paseo de la Zona Franca a través de la calle Mineria. En los últimos meses se han dedicado numerosos esfuerzos junto al AMB para facilitar el uso de la bici en los desplazami­entos al gran polígono de la capital catalana con un carril bici que supera por debajo la ronda Litoral de manera segura y con unos largos carriles segregados que cruzan la Zona Franca de punta a punta.

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ANA JIMÉNEZ
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ANA JIMÉNEZ No hay espacio para todos. Via Laietana es una de esas calles en las que el conflicto entre peatón y ciclista está asegurado
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