La Vanguardia

El papa Francisco, “descansado y preparado” para abordar los abusos

- ANNA BUJ Ciudad del Vaticano. Correspons­al

Era imposible viajar a Irlanda sin que el escándalo de los abusos sexuales cometidos por sacerdotes en el país fuese uno de los temas de la visita. Pero los dos días que el papa Francisco pasa en Dublín no pueden llegar en un momento más delicado para la Iglesia, después del informe del Tribunal Supremo de Pensilvani­a que identifica­ba a más de 300 sacerdotes acusados de abusar de más de 1.000 víctimas. El horror hará que, pese a que el Pontífice tuviera la idea de centrarse en el Encuentro Mundial de las Familias, la sombra de los abusos sexuales planee durante toda su visita. Por eso, aunque el tema del viaje sigue siendo oficialmen­te la familia, el Papa tendrá algunos gestos para intentar enmendar la imagen de la Iglesia. El primero, visitar a las víctimas. Como ya ha hecho en sus recientes viajes, Francisco se reunirá con un grupo, confirma el Vaticano. No se sabe cuándo ni si se hará público el resultado del encuentro. Es costumbre que el Papa deje que las víctimas decidan si revelar el contenido de sus conversaci­ones.

Además, el Papa dará seis discursos a lo largo de sus dos días en Dublín. “Hay muchas posibilida­des de que uno sea sobre los abusos”, explica el portavoz de la Santa Sede, Greg Burke. “Cuando el Papa escogió viajar a Irlanda sabía que cualquier tipo de viaje no iba a ser sólo sobre las familias. Está descansado y preparado”, añade.

Todos los discursos serán en italiano, pese a que la primera vez que Francisco estuvo en Irlanda –esta es la segunda– fue en 1980, fue para estudiar un curso de inglés de dos meses. Fue justo un año después de la primera visita papal al país. Juan Pablo II entonces tuvo una acogida mucho más cálida que la que le espera al papa argentino. Atrajo a multitudes, con 450.000 personas en el santuario de Knock y más de un millón en la misa del Phoenix Park de Dublín, dos lugares que también visitará su predecesor. Una de las señales de que mucho ha cambiado desde entonces es que grupos de víctimas se congregará­n durante la misa del Phoenix Park, el domingo, en otro lugar, el Jardín del Recuerdo de Dublín, para pedir acciones para revelar la verdad.

Lo que el Vaticano quiere evitar a toda costa es que la popularida­d del Pontífice se vuelva a ver afectada por otro viaje. Sucedió en su último gran desplazami­ento, el pasado enero, en Chile. Entonces el Papa defendió la inocencia del obispo Juan Barros, acusado de tapar a un sacerdote pederasta. La tormenta que se desencaden­ó a raíz de ese episodio ha hecho que el papa argentino viva sus momentos más sombríos en el Vaticano. Hasta el punto de que los 33 obispos chilenos presentaro­n su dimisión en bloque por el escándalo.

El viaje del Papa no puede llegar en peor momento, pero puede ser también una oportunida­d para satisfacer las demandas de las víctimas, que piden “acciones reales” para acabar con esta lacra. “Creo que la Iglesia en Irlanda ha reconocido sus carencias, sus errores, sus pecados, y al mismo tiempo ha

El Papa se reunirá con un grupo de víctimas y hay posibilida­des de que el tema centre uno de los discursos

adoptado una serie de medidas que pueden evitar que se repitan estas atrocidade­s, estos horrores. Sin embargo, creo que la visita del Papa a Irlanda se realiza sobre todo bajo el signo de la esperanza”, ha valorado el número dos del Vaticano, el secretario de Estado, Pietro Parolin.

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