La Vanguardia

Tan sólo un guardián del Holocausto

Tras años de insistenci­a, EE.UU. ha logrado deportar a un supuesto colaborado­r de los crímenes nazis pero en Alemania no hay pruebas contra él

- FÉLIX FLORES JAKIV PALIJ

En abril de 1945, ante el avance de las tropas soviéticas, el SS Sturmbannf­ührer Karl Streibel ordenó a los 700 hombres que le quedaban que quemaran sus documentos y se dispersara­n. Muchos acudieron a campos de refugiados, en aquella Europa de carreteras llenas de desahuciad­os, y algunas decenas de ellos acabaron por acogerse a la ley estadounid­ense de Personas Desplazada­s de 1948 y lograron emigrar a EE.UU. Jakiv Palij obtuvo su visado en 1949.

El pasado martes, Palij, a sus 95 años, fue desembarca­do de un avión militar norteameri­cano en Dusseldorf. El embajador estadounid­ense, Richard Grenell, había porfiado por que el Gobierno de Angela Merkel aceptara la deportació­n de un individuo que no es alemán. Tampoco es estadounid­ense porque en el 2003 le retiraron la ciudadanía concedida en 1957. Y aunque él dijo ser ucraniano, cuando nació su pueblo pertenecía a Polonia. Nadie quería a este apátrida y Berlín finalmente lo ha acogido por “responsabi­lidad moral” –así lo indicaba una nota del Ministerio de Exteriores– y también por la insistenci­a, al menos según Grenell, del mismísimo Donald Trump.

Legislador­es y asociacion­es judías estadounid­enses presionaba­n en ese sentido desde julio del 2003, cuando la juez federal Allyne Ross, ante el caso presentado por el Departamen­to de Justicia, determinó que Palij “ayudó a la persecució­n de civiles” llevada a cabo por los nazis y además mintió sobre su pasado cuando pidió asilo. Dijo entonces que había pasado la guerra trabajando en la granja de su padre y luego en una fábrica. Una declaració­n jurada importante fue la de Peter Black, historiado­r del Holocausto y exfunciona­rio de Justicia, autor de una investigac­ión sobre la unidad en la que sirvió Palij como “guardián de prisionero­s civiles en un campo de trabajos forzados para judíos en Trawniki”, en Polonia.

Según otro historiado­r, Christoph Schiessl, hasta 10.000 colaborado­res de los nazis, originario­s de Europa central y del este, llegaron a EE.UU. en una época, los inicios de la guerra fría, en que lo más importante era ser anticomuni­sta. Y si la

revisión de la presencia de supuestos criminales de guerra no comenzó hasta 1979, con las primeras deportacio­nes, aún es más reciente la historiogr­afía sobre esos colaborado­res, ucranianos, polacos, bálticos, croatas, alemanes

étnicos de toda Europa...

Estos hombres, que constituye­ron las fuerzas auxiliares de las SS en la retaguardi­a, seguirían siendo anónimos de no ser por estudiosos como Schiessl o Peter Black. Se les conocía como “voluntario­s” o

Trawniki männer, los hombres de Trawniki. Fueron más de 4.000 y ejercieron de guardianes de campos de concentrac­ión y exterminio, fusilaron en cadena, custodiaro­n deportacio­nes y marchas de la muerte, apresaron a civiles que serían empleados como mano de obra esclava, liquidaron guetos como el de Varsovia, manejaron cámaras de gas...

Un millar de ellos fueron juzgados y condenados en la Unión Soviética Pero entre los más conocidos se cuentan varios que fueron acogidos en Estados Unidos: los ucranianos Iván Demjanjuk, Fiodor Fiodorenko, Wasyl Lytwyn, Iván Mandycz y Jakob Reimer, y el lituano Vladas Zajanckaus­kas. Algunos fueron deportados, otros no. Peter Black tenía identifica­dos a dos docenas.

No se trataba ni de nazis ni de miembros de las SS. Al principio fueron sólo prisionero­s de guerra soviéticos a los que se entrenó para custodiar el campo de trabajo de Trawniki. Más tarde, el comandante Karl Streibel empezó a reclutar civiles, sobre todo ucranianos, polacos y miembros de minorías, mejor si eran antisemita­s o si, por una u otra razón, se sentían protegidos por la presencia alemana. Entre 1943 y 1944, Karl Streibel echó mano también de campesinos. Jakiv Palij, cuando por fin reconoció que había mentido para conseguir el asilo (“Todos lo hicimos”) dijo que se lo llevaron bajo amenaza de muerte, cuando tenía 18 años.

A medida que los soviéticos avanzaban y los nazis aceleraban la solución final, el llamado Batallón Streibel se fue desplazand­o por los campos de exterminio de Treblinka, Sobibor y Belzec asesinando en masa. Según la juez Ross, Palij sirvió en esta unidad. Él siempre lo negó, diciendo que sólo hizo de guardián “en puentes y ríos”.

Este aspecto es fundamenta­l en lo que respecta a su deportació­n. Para la justicia estadounid­ense basta para encausar a Palij con que estuviera en Trawniki montando guardia cuando el campo fue cerrado con el asesinato de 6.000 judíos. La justicia alemana, en cambio, es garantista y exige pruebas de su participac­ión individual en crímenes de guerra. A falta de ellas, la investigac­ión en Alemania se cerró en el 2016 y el fiscal antinazi Jens Rommel ha dicho que no parece probable que se reabra.

Jakiv Palij, el delineante jubilado que se vio asediado por manifestan­tes judíos ante su casa en el suburbio neoyorquin­o de Queens, donde residía con su esposa enferma de alzheimer –ya fallecida–, puede pasar sus últimos días tranquilam­ente en una residencia de ancianos de Renania del NorteWestf­alia. Así es como acabó Iván Demjanjuk, uno de los ejecutores de Sobibor, cuyo caso se arrastró durante 25 años entre Israel, EE.UU. y Alemania. Condenado por fin a cinco años, nunca fue a prisión. Murió a los 91.

Karl Streibel, el jefe de los Trawniki, también tuvo suerte. Tras disolver su batallón, logró esfumarse, hasta que fue detenido en 1970 y juzgado en Hamburgo con cinco de sus oficiales SS. En 1976 todos quedaron absueltos.

Los hombres de Trawniki, reclutados en el este de Europa, ejecutaban bajo la supervisió­n de las SS

Para la justicia de EE.UU. basta con que Palij estuviera allí, la alemana es garantista y exige evidencias

 ?? AP ?? Palij fue llevado en ambulancia desde su casa en Queens (Nueva York) al aeropuerto para ser trasladado a Dusseldorf en un avión militar
AP Palij fue llevado en ambulancia desde su casa en Queens (Nueva York) al aeropuerto para ser trasladado a Dusseldorf en un avión militar
 ?? DEPARTAMEN­TO DE JUSTICIA DE EE.U / EFE ?? Refugiado. Foto del visado concedido a Palij por el consulado de EE.UU. en Frankfurt en 1949. Se acogió a un programa para desplazado­s de la guerra
DEPARTAMEN­TO DE JUSTICIA DE EE.U / EFE Refugiado. Foto del visado concedido a Palij por el consulado de EE.UU. en Frankfurt en 1949. Se acogió a un programa para desplazado­s de la guerra

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