La Vanguardia

La decisión de Justicia de no defender a Llarena molesta a algunos jueces

El Gobierno estima que el amparo del magistrado correspond­e al Poder Judicial

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La decisión del Ministerio de Justicia de no cubrir en primera instancia los gastos de la defensa del magistrado Pablo Llarena ante la justicia belga ha provocado malestar entre algunos jueces. La expresión más contundent­e de este enfado la expresó la Asociación Profesiona­l de la Magistratu­ra (APM) que reclama a la ministra de Justicia que asuma la defensa del instructor de la causa del 1-O “sin reservas ni cautelas”. Llarena presidió durante algunos años esta asociación, la mayoritari­a entre los jueces españoles.

El expresiden­te de la Generalita­t presentó ante la justicia belga una demanda civil contra el juez Pablo Llarena al que acusa de falta de neutralida­d. Puigdemont basa esta demanda en unas declaracio­nes que el juez realizó fuera de la sede judicial, concretame­nte en Oviedo. En esas declaracio­nes Llarena daba por probados los delitos de los que han sido acusados Puigdemont y otros miembros de su gobierno a pesar de que en aquel momento la instrucció­n no estaba cerrada. Estas afirmacion­es llevaron a los abogados de Puigdemont a considerar que el juez carecía de imparciali­dad.

El próximo día 4 Pablo Llarena debe comparecer ante la justicia belga en relación con esta demanda. El Ministerio de Justicia anunció el jueves, en contra de lo que el 18 de agosto solicitó la comisión permanente del Consejo General del Poder Judicial, que a priori no asumirá la defensa del magistrado ante la demanda civil interpuest­a por Puigdemont y sónía lo intervendr­á si el juez belga utiliza datos o entra en considerac­iones sobre el procedimie­nto sobre el 1 de octubre instruido por Llarena.

Mientras la justicia belga no entre a evaluar el procedimie­nto desarrolla­do en España contra los políticos catalanes, la demanda de Puigdemont es, a criterio del Ministerio de Justicia un asunto particular entre el expresiden­t y Llarena y en consecuenc­ia carece de sentido que el Gobierno deba utilizar recursos públicos en su defensa legal.

La Asociación Profesiona­l de la Magistratu­ra expresó ayer su “profunda oposición a esa lectura y a esas hipotética­s cautelas a la hora de enfocar la defensa de este asunto. Se debe actuar sin reservas porque se trata de defender no sólo a Llarena sino a la sobera- española”. En opinión de un portavoz de la AMP recogidas por Europa Press “no existen declaracio­nes privadas, la demanda (de Puigdemont) trata de desautoriz­ar por medios muy diversos la actuación del instructor, y a través de este cauce, no se persigue otra cosa que desautoriz­ar el propio proceso en su conjunto”.

Por ello, la APM insta al Ministerio de Justicia a ejercer “una clara y abierta defensa de la jurisdicci­ón española” y se dé cumplimien­to a las medidas que se la han solicitado desde el Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) al estimar la petición de amparo promovida por el propio Llarena.

Por otra parte, los jueces de la APM piden al Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) que adopte las medidas necesarias para materializ­ar la declaració­n de amparo la pasada semana asegurando su defensa en caso de “inacción del Gobierno”.

Finalmente, y en el caso de no adoptarse las medidas necesarias “para salvaguard­ar la independen­cia judicial y la inmunidad jurisdicci­onal de España”, la APM anuncia valorará la adopción de “las medidas oportunas para suplir la inacción e interesar la depuración de las responsabi­lidades penales y administra­tivas en que se hubiera podido incurrir por dicha pasividad”.

En el Tribunal Supremo, según fuentes no identifica­das consultada­s por Europa Press, el malestar con el Ministerio de Justicia también era considerab­le tras conocer la noticia de que Justicia no asumiría los costes de la defensa. Estas fuentes aseguraban que Pablo Llarena había quedado “vendido” ante la negativa del Gobierno.

El magistrado o un representa­nte suyo está obligado a comparecer ante el juez belga y por lo tanto Llarena se verá obligado a contratar a un equipo legal que lleve su causa al menos en los primeros compases del procedimie­nto.

La vicepresid­enta del Gobierno, Carmen Calvo, se ciñó al guion del Ministerio de Justicia en la rueda de prensa celebrada tras el Consejo de Ministros. En su opinión, quien debería amparar a Llarena es el poder judicial y no el Ejecutivo. Dicho lo cual insistió en que el Gobierno lo que sí va a hacer, llegado el caso, cuando la demanda sea admitida, será “defender la soberanía jurisdicci­onal de España”. Es decir, indicarle a la justicia belga “que no se puede inmiscuir en procedimie­ntos” del espacio propio español, “que debe ser inmune”.

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DANI DUCH / ARCHIVO El magistrado Pablo Llarena en una conferenci­a en San Lorenzo de El Escorial el pasado mes de julio

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