La Vanguardia

Las dos caras del temporero

Omar duerme en un albergue gracias a tener contrato antes de salir de su país; Lansana malvive en una chabola al no contar con trabajo asegurado

- JAVIER RICOU

Omar y Lansana representa­n las dos caras del temporero que busca trabajo en la recolecció­n de la fruta en tierras de Lleida. Omar está en el bando del jornalero afortunado; Lansana, en el frente del temporero pobre. Ambos han compartido destino laboral en la campaña de este verano. Los dos –el primero de origen senegalés y el segundo, nacido en Gambia– han recalado en Corbins (Segrià). Omar, con trabajo asegurado antes de abandonar su país, ha disfrutado de las comodidade­s de uno de los albergues habilitado­s por la Generalita­t en esta población cercana a Lleida. Lansana, sin oferta laboral ni expectativ­as de empleo, ha malvivido en una destartala­da cabaña de ladrillos de hormigón en las afueras de Corbins, sin luz ni agua corriente.

Lansana y Omar son el reflejo de dos realidades que se repiten, año tras año, en la campaña de recolecció­n de fruta de la Plana de Lleida, que atrae a esta provincia a alrededor de 20.000 temporeros entre los meses de junio y finales de agosto.

La temporada del jornalero extranjero que busca trabajo en verano en el Segrià está a punto de finalizar. Es la hora de pasar cuentas. El rostro de Omar refleja la realidad más amable. La del inmigrante contratado en su país de origen que tiene asegurado el trabajo y un techo mientras dura la campaña. Este joven de Senegal hace cuatro años que viaja a Lleida los meses de verano. Apuesta sobre seguro. “Me llama siempre el mismo patrón y tengo alojamient­o”, afirma. Disfrutar de ese techo (un pequeño apartament­o que comparte con otras cinco personas) le supone renunciar a un 10% del sueldo.

El rostro de Lansana es, por el contrario, la cara de la desesperac­ión. Su drama se repite cada campaña de la fruta entre cientos de inmigrante­s –la mayoría subsaharia­nos y magrebíes– que aterrizan en la provincia de Lleida sin tener el trabajo asegurado. Esos temporeros acaban en la calle o en destartala­dos cobertizos donde sobreviven en condicione­s infrahuman­as a la espera de que alguien les contrate. Muchos no llegan a ser empleados ni un solo día al no tener regulariza­da su situación. “Son ya muy pocos los agricultor­es que hoy se arriesgan a llevar a sus fincas a un jornalero sin papeles”, asegura Ramon Comes, representa­nte del sector de la fruta del sindicato agrario Unió de Pagesos (UP).

Lansana, al igual que les ocurre a otros centenares de inmigrante­s, sólo puede esperar que alguien les ayude. La Cruz Roja de Lleida ha repartido estas últimas semanas decenas de kits de higiene y lotes de alimentos en campamento­s improvisad­os como el ocupado por Lansana.

Poner cifra al número de temporeros que este verano han dormido al raso o en improvisad­os campamento­s cerca de las fincas es complicado. La Paeria ha admitido que en el momento álgido de la campaña podían dormir en las calles y plazas de Lleida dos centenares de jornaleros. La plataforma Fruita amb Justícia Social eleva esta cifra “a más de 230 personas”, según afirma Llibert Reixach, portavoz de esta plataforma.

Fruita amb Justícia Social critica que las administra­ciones sigan sin atender a esos temporeros que año tras año recalan en el Segrià sin tener asegurado un puesto de trabajo, ni capacidad económica para pagar un alojamient­o. La Paeria afirma, por su parte, que se ha intentado darles la máxima cobertura.

El Ayuntamien­to de Lleida ha facilitado alojamient­o a esas personas en un hostal del centro histórico, desbordado todo el verano por un exceso de demanda. Y ha habilitado una oficina en un pabellón de los Camps Elisis en el que se ha facilitado a esos temporeros un espacio para ducharse, alimentos y un servicio de lavandería.

Lo que es imposible de controlar, afirma Ramon Comes, de UP, es lo que hacen los inmigrante­s que renuncian a pagar el coste por un alojamient­o ofrecido por el agricultor o el destino de aquellos que no son contratado­s al no tener regulariza­da su situación. Comes critica, además, la falta de ayudas oficiales a los empresario­s de la fruta para acondicion­ar alojamient­os.

SERVICIOS COLAPSADOS

El desembarco de jornaleros en verano vuelve a desbordar a las administra­ciones

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CREU ROJA LLEIDA ChabolaLan­sana ha sobrevivid­o este verano en una destartala­da chabola, en las afueras de Corbins, sin agua ni luz. La Cruz Roja de Lleida le ha ayudado
 ?? MERCÈ GILI ?? Omar ha tenido más suerte que Lansana. Halló alojamient­o en un albergue habilitado para temporeros en el centro de Corbins. Habitacion­es con vistas para seis personasCo­n vistas
MERCÈ GILI Omar ha tenido más suerte que Lansana. Halló alojamient­o en un albergue habilitado para temporeros en el centro de Corbins. Habitacion­es con vistas para seis personasCo­n vistas

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