Un valor en alza
La Cooperativa de Porrera saca sus mesas a la calle
Porrera es un pueblo encantado, silenciosamente pegado a una ladera de viñas escalonadas. Un conglomerado de casas con mucha historia, estrechas y empinadas calles y una riera amurallada que le da cierto aire romano.
Con el boom vinícola, este pequeño pueblo de 400 habitantes está viviendo un segundo renacimiento. Los portales de las antiguas casonas están ocupados por barricas de roble, en los bajos ya no caben más depósitos de acero inoxidable y en las calles se amontonan, en los días previos a la vendimia, las cajas de botellas sin estrenar.
Los urbanitas se han enamorado de este territorio que visitan australianos, ingleses y japoneses, ávidos por conocer la magia de esta mítica zona vinícola. Entre ellos se encuentran nuestros amigos, Litus Raga y Mia Vall, matrimonio encantador y afable, muy aficionados a los vinos del Priorat.
Hace doce años fueron pioneros en la neocolonización del valle. Empezaron a mover cazuelas y a dar de comer a los pocos visitantes que se acercaban por allí. Acordaron ocupar una parte de los bajos del edificio de la cooperativa, estableciéndose en este entorno rural e idílico con voluntad de permanencia. Desde entonces no han hecho otra cosa que cocinar para los amigos y algún visitante enterado. Y sin hacer nada más que lo que les gusta: una cocina de platos tradicionales repletos de proximidad y siempre con un toque personal.
Olvídense del diseño, de la cocina de tendencia y de las raciones miniatura. Estamos al otro lado del mundo: unas patatas con lengua de ternera, un tomate de Riudoms con sardinas, unas albóndigas de cabra salvaje y panceta de cerdo, un gallo ecológico confitado a la cazuela o unas perdices a la vinagreta cocinadas con el mimo de las horas.
Es una cocina sin prisas, desacomplejada, sabia y rústica a la vez. Un descubrimiento algo tardío, pero en buen momento, ahora que la pareja de La Cooperativa ha sacado las mesas a la calle. Porrera, además de sus míticos vinos de la DOQ Priorat, cuenta con una encantadora fonda donde comer y beber muy dignamente.