Matteo Salvini
MINISTRO DEL INTERIOR DE ITALIA
Su política inmigratoria de ultraderecha está causando disfunciones que pueden chocar con la ley. Por eso la Fiscalía investiga el retraso en el desembarco en Catania de unos migrantes. Salvini ha respondido al fiscal en tono desafiante.
La crisis humanitaria de la patrullera italiana Diciotti ya está resuelta, por el momento. Después de la contribución de la Iglesia, Albania e Irlanda para acoger a los 150 migrantes que seguían en su interior, el ministro de Interior italiano, el ultraderechista Matteo Salvini, dio su visto bueno para el desembarco, que se realizó durante la madrugada del sábado, lejos de las cámaras de televisión, tras cinco días de bloqueo en el puerto de Catania. Pero ahora comienza la segunda crisis, la política, que podría tener consecuencias dentro de la frágil alianza de gobierno tejida entre el Movimiento 5 Estrellas (M5E) y la Liga.
Pocas horas antes de que los migrantes, la mayor parte eritreos, comenzaran a pisar tierra firme, el fiscal de Agrigento (Sicilia), Luigi Patronaggio, informaba de que la investigación que estaba llevando a cabo para esclarecer lo que ha ocurrido estos últimos diez días con el bloqueo de la nave ya no era contra un sujeto desconocido. Ahora apunta directamente a Salvini, contra quien estudia si ha cometido los delitos de secuestro, arresto ilegal y abuso de poder tras haber retenido días en la cubierta del barco a los migrantes rescatados por la guardia costera en condiciones precarias.
“Me pueden arrestar, pero no a la voluntad de 60 millones de italianos”, dijo Salvini después de conocer la noticia, que parece que no le afectó demasiado. Ayer se fue a pescar y subió una foto brindando con cerveza en las redes sociales dedicada a quien “investiga, insulta o nos quiere mal”.
Como viene sucediendo desde que comenzaron a gobernar juntos, los actos radicales de Salvini están poniendo contra las cuerdas a sus socios de gobierno. El ultraderechista nunca ha escondido su aversión a la inmigración ni que estaba dispuesto a todo, incluso sobre la piel de 177 personas que han sufrido violencia en Libia, como han advertido las oenegés, para conseguir su objetivo de que no lleguen más extracomunitarios. Pero el M5E no
Di Maio le apoya y se olvida de que en el 2016 pidió la dimisión de un ministro que era investigado
ganó las elecciones con este objetivo, y algunos de sus exponentes, como el presidente del Parlamento, Roberto Fico, empiezan a sentirse muy incómodos.
El otro vicepresidente, Luigi Di Maio, respaldó ayer al ultraderechista ante las voces que piden su dimisión por estar investigado por abuso de poder. “El Gobierno asume la responsabilidad política de las elecciones hechas sobre el barco Diciotti con pleno respeto por los fiscales que indagan”, declaró Di Maio, diciendo que Salvini no ha violado el estricto código ético del M5E por lo que no debe cesar. Poco tardó la oposición en recordarle que cuando en el 2016 el entonces ministro del Interior, Angelino Alfano, fue investigado por abuso de poder, él pidió su dimisión en cinco minutos. Líderes del PD como su secretario interino, Maurizio Martina, o el ex primer ministro Matteo Renzi criticaron la doble moral sobre la que juegan los grillini.