La Vanguardia

Cisma por Martí i Pol

La alcaldesa de Sant Cebrià se niega a rebautizar una calle como 1-O

- DOMINGO MARCHENA

Los vecinos de Sant Cebrià de Vallalta, en el Maresme, se desayunaro­n hoy hace una semana con la noticia de que el Ayuntamien­to avisaba del cambio de nombre de la calle del poeta Miquel Martí i Pol por el de calle 1 d’Octubre del 2017. Ese día, el del referéndum declarado previament­e ilegal por el Constituci­onal sobre la autodeterm­inación de Catalunya, “sentimos más que nunca –decía la notificaci­ón– orgullo de pueblo, orgullo de ser de Sant Cebrià de Vallalta”.

Desde entonces, una palabra resume la situación en esta localidad: estupor. Estupor de los vecinos, algunos a favor y otros en contra de rebautizar la calle. Estupor de la alcaldesa, que rehúsa realizar la modificaci­ón del nomencláto­r y asegura que la notificaci­ón que recibieron los vecinos era “incompleta”. Y estupor de la oposición, que se pregunta cómo va a impedir la alcaldesa la ejecución de los acuerdos que se adoptaron en un pleno municipal “con el quórum legalmente exigible”, como recordaba la propia carta entregada en mano por funcionari­os municipale­s a los vecinos de la calle Martí i Pol.

Quienes no estaban en casa cuando se hicieron las entregas recibieron un aviso para que fueran a la comisaría de la policía local. Un agente municipal les entregó allí en mano un folio escrito por las dos caras, que recogía los acuerdos del pleno celebrado el 9 de octubre del 2017, “en sesión extraordin­aria y urgente”. El texto recogía los nueve puntos aprobados aquel día, a propuesta de la CUP, ERC y el PDECat, que incluían duras críticas a la represión policial, en especial la ejercida contra quienes intentaron votar en la escuela local, El Pi Gros. El documento llamaba la atención sobre el punto séptimo, que preveía el cambio de nombre de la calle. Y no decía nada más.

Ahora la alcaldesa, Sonia Scafa, afirma que su intención era recabar la opinión de los vecinos y animarles a presentar alegacione­s (algunos ya recogen firmas para que la calle no se rebautice). Se trató, admite la alcaldesa a la revista Maresme, de un “mensaje mal comunicado”. La situación refleja la delicada situación que vive el equipo municipal, después de que la alcaldesa –de la plataforma cívica Agrupació de Veïns Sant Cebrià, que ganó las elecciones– asumiera hace meses las concejalía­s de los ediles de su lista por falta de confianza y gobierne prácticame­nte en solitario.

Lo peor de todo es que la polémica salpica a Martí i Pol (19192003), un poeta de sonrisa permanente y la personific­ación de la bonhomía. ¿Conservará su calle? Nunca fueron más ciertos sus archifamos­os versos: “Tot està per fer i tot és possible”.

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