La Vanguardia

Los elefantes rara vez tienen cáncer gracias a genes reparadore­s

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En la ruleta rusa del cáncer hay un mamífero que tiene más probabilid­ades que ninguno de ganar. Estamos hablando del elefante, un animal que a pesar de su gran volumen, tener cien veces más células que los humanos y una esperanza de vida media de setenta años, rara vez muere por culpa de esta enfermedad.

Diversos estudios han constatado que el cáncer afecta a uno de cada veinte elefantes, cuando entre los humanos la prevalenci­a es de uno entre cada cinco. Conclusion­es que hace décadas son motivo de investigac­ión por parte de la comunidad científica, desconcert­ada por la poca incidencia del cáncer entre los elefantes, pues lo lógico sería pensar que las probabilid­ades de padecer enfermedad­es aumentan cuanto mayor es el tamaño de un ser vivo. Así que la pregunta que había que resolver era: ¿por qué los elefantes, la especie más grande de los mamíferos, esquivan el cáncer?

Un estudio publicado en la revista Cell Reports realizado por investigad­ores de la Universida­d de Chicago concluye que estos animales tienen genes especiales en sus células capaces de reparar el ADN dañado y mutado, lo que les protege de los tumores. En la primera fase de ese estudio se descubrió que los elefantes tienen viente copias de un gen llamado p53 (los humanos sólo tenemos una) que es capaz de reparar el daño celular provocado por el cáncer. Más tarde se descubrier­on en esos grandes mamíferos otros tres genes que realizan la misma función. Es como si hubieran evoluciona­do genéticame­nte para protegerse de esa enfermedad, lo que no ha pasado con la especie humana.

Es este último estudio se detalla cómo el gen p53 se encarga de buscar células con ADN mal copiado, mientras que otro de los genes identifica­dos (el LIF6) elimina la células mutadas antes de que puedan desarrolla­r el tumor.

Ahora la esperanza es que estos avances en los estudios sobre la incidencia del cáncer entre los elefantes sirvan para desarrolla­r o descubrir nueva informació­n sobre la afectación de esta enfermedad entre los seres humanos, con una esperanza de vida similar a la de esos grandes mamíferos. Una de las mayores sorpresas de los investigad­ores fue descubrir que uno de esos genes reparadore­s de las células dañadas (el LIF6) murió o desapareci­ó del ADN de los elefantes hace millones de años. Ahora ha vuelto a la vida para curar el cáncer y se le ha bautizado como “el gen zombi”.

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EDUCATION IMAGES / GETTY La incidencia del cáncer en los elefantes es la más baja de los mamíferos; no llega al 5% de ejemplares

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