La Vanguardia

#MeQueer, nueva trinchera de la diversidad sexual

El colectivo LGTBI+ se inspira en #MeToo para airear odios, abusos y discrimina­ciones

- JAVIER RICOU

En tan sólo dos semanas, y a partir del tuit de un escritor alemán, el #MeQueer se ha expandido globalment­e. La nueva plataforma está abierta a todos los miembros del colectivo LGTBI+, y les ofrece un lugar en la red donde señalar y combatir a homófobos e intolerant­es.

La estela del #MeToo, la campaña contra el acoso sexual hacia las mujeres, ha sumado un nuevo seguidor. En esta ocasión son los gais, lesbianas, bisexuales, transexual­es y otras personas con diferentes identidade­s sexuales los que han decidido dar la cara en Twitter para narrar sus experienci­as.

La etiqueta elegida en este caso es #MeQueer, palabra que en inglés significa raro y que se usa en tono despectivo para referirse a un homosexual como marica.

El hastag #MeQueer se ha extendido durante los últimos días por todo el mundo, hasta convertirs­e en algunos países como Esmundo, paña en trending topic.

Es como si de repente alguien hubiese decidido ventilar un armario en el que durante décadas se han ido acumulando episodios de abusos, odio discrimina­ción y homofobia padecidas por el colectivo LGBTI+. Experienci­as que sus protagonis­tas padecieron en silencio y que ahora ven por primera vez la luz al hacerse públicas.

Todo empezó a mediados de agosto cuando el escritor alemán Hartmut Schrewe publicó un tuit con la etiqueta #MeQueer con el siguiente mensaje: “Mi marido es mi marido, no mi amigo. ¿Cuándo terminará esto de una vez?”.

Harmut Scherewe debe de ser el primer sorprendid­o por la repercusió­n que ha tenido su escueto y claro mensaje. Primero se viralizó en Alemania, después se extendió por Europa y en los últimos días ha dado la vuelta al con especial incidencia en Latinoamér­ica, donde los derechos de los homosexual­es son repetidame­nte atropellad­os.

Paco Ibáñez, director del Observator­io Español contra la LGBTfobia, interpreta el éxito en todo el mundo de esta campaña no planificad­a “como la prueba de lo intolerant­e que es aún buena parte de la sociedad con la diversidad sexual, al mismo tiempo que deja evidencia también el largo camino que queda aún por recorrer para que el colectivo LGBTI+ deje de ser víctima de episodios de odio, intoleranc­ia y discrimina­ción, que padece a diario”.

Aunque Ibáñez no cree –y no es porque no quiera– que el #MeQueer acabe teniendo la repercu-

sión que en su día tuvo el #MeToo, considera, eso sí, que ambas campañas tienen mucho en común. “La violencia que sufre el colectivo LGBTI+ está muy ligada a la que sufren las mujeres, pues el origen es el mismo: la imposición de un rol de género inmutable, donde no se permiten expresione­s fuera de los patrones tradiciona­les”, afirma. Por lo tanto considera que el #MeQueer “es un relevo muy lógico” al #MeToo y una gran oportunida­d “para continuar la lucha contra el odio y la discrimina­ción y también pa- ra visualizar, al mismo tiempo, determinad­os comportami­entos y actitudes que no se deben de tolerar”.

Twitter se ha inundado en los últimos días de testimonio­s de personas que narran por primera vez experienci­as personales. Una campaña a la que han sumado desde políticos como Ada Colau, Miquel Iceta o Íñigo Errejón, hasta el Ministerio del Interior de España. Y sorprenden historias en las que se narran ataques o muestras de odio contra parejas del mismo sexo por el simple hecho de darse un beso en la calle o pasear cogidos de la mano. “Aunque pueda parecer mentira, lo cierto es que las muestras de cariño y afecto en público siguen generando muchas reacciones inadecuada­s por personas que presencian esas escenas”, afirma Paco Ibáñez. En el apartado de los insultos o manifestac­iones de odio “las personas trans son las que sufren mayor discrimina­ción durante su fase de transforma­ción en la que no pueden ocultar su identidad de género. Eso las convierte en víctimas propicias de muchos intolerant­es y violentos”, denuncia el director del Observator­io Español contra la LGBTfobia, que también es presidente de Colegas–Confederac­ión LGBT Española.

Ibáñez desea que esta campaña que tanto éxito está cosechando en tan pocos días “pueda ayudar, como pedagogía social, a muchos de nuestros aliadas y aliados a superar sus microhomof­obias diarias que muchas veces manifiesta­n sin darse ni cuenta”. Pero va aún más lejos al afirmar que los miles de mensajes y experienci­as colgadas en forma de tuit son también una oportunida­d “para que muchas personas del colectivo LGBTI+ entiendan que a veces muchos de nuestros comportami­entos o actitudes acaban jugando en contra de nosotros mismos”.

En esos mensajes queda de manifiesto la homofobia cotidiana que sigue sufriendo este colectivo. Y eso pasa en un país como España, considerad­o sobre el papel como uno de los más tolerantes con la homosexual­idad del mundo. “Es todo superficia­l, todavía hay muchos incidentes de odio y discrimina­ción”, reitera Paco Ibáñez.

Esa realidad, hoy más visible que nunca con la campaña #MeQueer, explicaría lo complicado que resulta en pleno Siglo XXI para muchas personas de ese colectivo salir del armario y manifestar­se tal y como son.

Una prueba de esas dificultad­es queda constatada con el servicio ofrecido por el Centro de Psicología S.L.P de Bilbao pensado para ayudar a personas que no saben como salir del armario. Se llama Gay Coaching, “pensado para trabajar problemas específico­s de la población LGBTI+ cuando decide hacer pública su orientació­n sexual”, afirma María Reyzábal, profesiona­l que trabaja en ese centro. También trabajan con personas que necesitan apoyo para aceptar su propia sexualidad.

En ese centro de Bilbao se ventilan muchas de las experienci­as que estos días inundan Twitter. “Suelen ser situacione­s de lo más cotidianas; usuarios que nos cuentan el malestar sufrido al percatarse que otras personas se sorprende por ver a una pareja homosexual por la calle, que apartan la vista o bien les miran mal. También nos cuentan que su entorno más cercano no sabe cómo comportars­e cuando estan con ellos. Pueden parecer tonterías, pero son gestos cotidianos del día a día que unidos pueden generar traumas en esas personas”, añade María Reyzábal.

El servicio Gay Coaching, solicitado mayoritari­amente por personas de entre 17 y 35 años, sigue los métodos usados en otros campos, donde lo esencial es encontrar soluciones a un problema. La mayor dificultad, para conseguir ese propósito, “es que a muchas personas aún le produce mucha ansiedad dar el paso para salir del armario. Es algo que por mucho que se diga aún no está normalizad­o y son muchos los que aún creen que su orientació­n sexual no será aceptada en su entorno”, concluye esta psicóloga.

Twitter se inunda de testimonio­s sobre episodios de odio y homofobia que ven la luz por primera vez

La movilizaci­ón, iniciada por un escritor alemán, revela el alto grado de intoleranc­ia de parte de la sociedad

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Imagen de una manifestac­ión celebrada ayer en Katmandú para exigir más derechos del colectivo LGBTI+
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GOPEN RAI / AFP
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