Washington pacta la paz comercial con México a espaldas de Canadá
Canadá ha acabado arrinconado por Estados Unidos y México en las negociaciones para renovar el acuerdo comercial que une a los tres países desde hace 25 años.
Rodeado de cámaras, el presidente estadounidense Donald Trump llamó ayer desde el teléfono fijo del despacho oval a su homólogo mexicano, Enrique Peña Nieto, para anunciar al mundo un nuevo pacto comercial “increíble” entre los dos países. “Lo vamos a llamar ‘acuerdo comercial Estados Unidos-México’, en lugar de TLC” (las siglas del tratado de Libre Comercio de América del Norte), “lleno de connotaciones negativas” en su país, dijo. Después de no pocos problemas técnicos, desde México DF se oyó la voz de Peña Nieto puntualizando que su deseo es que siga siendo un acuerdo “tripartito” al que también se sume Canadá. “Veremos”, respondió Trump, protagonista absoluto del show. “Canadá se sentará a negociar enseguida”, vaticinó. “Llamaré al primer ministro pronto y empezaremos a negociar. Si quiere negociar de forma justa, lo haremos”, añadió el presidente estadounidense, dejando en el aire la participación canadiense.
Aunque han negociado por separado sus diferencias con Washington, México y Canadá siempre han dicho que desean que el acuerdo comercial siga ligando a los tres países. La Administración Trump tiene permiso del Congreso para negociar un pacto tripartito y los analistas advierten que probablemente necesite su permiso para firmar uno bilateral con el vecino del sur que no incluya a Canadá. El comercio entre los tres países mueve 1.000 millones de dólares al año.
El anuncio del acuerdo con México, después de 13 meses de difíciles negociaciones y continuas amenazas de ruptura, permite a la Administración Trump demostrar que no sólo sabe abrir guerras comerciales sino también cerrarlas y meter presión al Gobierno de Justin Trudeau, con quien ha tenido sonados choques, para volver a la mesa de negociación. “Sólo firmaremos un nuevo TLC que sea bueno para Canadá y bueno para la clase media”, respondió la ministra de Exteriores, Chrystia Freeland.
El acuerdo anunciado ayer por Trump y Peña Nieto afecta en especial al sector del automóvil. Eleva del 62,5% al 75% el porcentaje de componentes que deben proceder de EE.UU. y México y sube a 16 dólares por hora el salario mínimo de los trabajadores implicados en la producción. De no cumplir las nuevas reglas, los fabricantes se verán penalizados. Washington ha cedido en su pretensión de que el acuerdo durara sólo cinco años y ha aceptado que tenga una validez de 16 pero se revise cada seis años.