La Vanguardia

Manchester, Salou y Barcelona

Los británicos aterrizan en masa en Reus seducidos por el sol, la playa y la cercanía de la capital

- Esteve Giralt Reus

El aeropuerto de Reus, adormecido en invierno, es un curioso hervidero de turistas en verano. Apenas se escucha a nadie hablar en otra lengua que no sea la inglesa, aunque también llegan vuelos de fuera del Reino Unido (Holanda, Alemania, Bélgica, Polonia o Moscú) y unos cuantos autóctonos aprovechan para irse ellos de vacaciones. “Fantástico!”, resume Helen, maletas en ristre, turista escocesa de camino ya a la terminal de salidas.

Su piel, enrojecida, y sus andares, como si arrastrase una pierna detrás de la otra, evidencian que sus vacaciones ya han terminado. El ritmo de los que acaban de llegar es frenético, con ganas de subirse al autobús que les espera, a la mayoría, o coger un taxi, llegar a su hotel y plantar la toalla en la playa. Aún con la sonrisa en la cara, Helen cuenta que con su marido e hija de ocho años han pasado siete días en Salou. “¿Reus? ¿Tarragona? No, no... Hemos estado en Salou y dos días en Barcelona”, resume. “Have a nice flight”.

Sigue siendo asignatura pendiente, pese a los esfuerzos del Patronat de Turisme, conseguir que quienes llegan al aeropuerto desde ocho países europeos (29 aeropuerto­s y 13 aerolíneas) acaben conociendo mejor este territorio y visiten al menos el modernismo de Reus o Tarraco. “Su principal interés es el sol y playa; también preguntan por Tarragona, Reus y Barcelona; Port Aventura ya lo conocen”, explica quien atiende la oficina de turismo que la Generalita­t tiene en la terminal de llegadas.

Son las diez y la actividad es frenética en una infraestru­ctura de tamaño familiar, cómoda. En un día de agosto pasan 12.000 pasajeros; la mitad desembarca­n en una treintena de vuelos con mayoría apabullant­e de conexiones con las islas británicas. Este 2018 se superará por segundo año el millón de pasajeros, 300.000 más que en el 2015.

Media docena de autobuses esperan junto a la terminal a los pasajeros de tres vuelos (Newcastle, Birmingham y Manchester) para trasladarl­os a Salou, la marca más conocida y utilizada para atraer a estos turistas. Cada bus está identifica­do con una fruta para facilitar la tarea a los recién llegados: son cerezas, manzanas o plátanos. Tres guías inglesas de Thomas Cook, la agencia británica que fleta más vuelos junto a Tui y Jet2, les acompañan como quien vigila a su rebaño.

El paisaje humano lo forman muchas familias, también parejas y grupos de jóvenes que eligen de forma preferente Ryanair, que atrae el 36% de pasajeros en Reus. “Las playas de Salou y el sol”, dice acerca de sus motivacion­es Margaret, de Belfast, con marido, suegra y sus dos hijas. Cinco maletas para siete días; el padre de familia trajina como puede un flotador y una colchoneta ya hinchados. Detrás, un gran cartel publicitar­io les da la bienvenida a Reus con la imagen de turistas en la Casa Navàs, icono modernista que ellos segurament­e no visitarán.

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XAVI JURIO Turistas en el punto donde se cruzan los que llegan y los que se van de la Costa Daurada
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